‘Mirror Mirror’ encanta
'Mirror Mirror' es un ejemplo de cómo hacer que la audiencia goce de una hora y media de buen espectáculo
Quién no conoce la historia de Blancanieves… Contada por los Hermanos Grimm, quienes ejercitaron su licencia creativa para dar pie a un cuento inmortal, y visualizada por Walt Disney en su primer largometraje animado, una obra maestra del siglo XX, se trata de un relato que no necesita presentación.
Lo que no quiere decir que no requiera, de vez en cuando, de una actualización.
Eso es precisamente lo que hizo el director indio Tarsem Singh, en la que se podría considerar su primera película comercial y familiar.
Conocido como simplemente Tarsem, el firmante de The Cell acostumbra a tomar el material que le caiga en sus manos, ya sea el citado filme con Jennifer López o los mitos griegos en Immortals, para adentrar al espectador en un mundo de sensaciones puramente visuales.
De ahí que sus cintas, maravillas desde un punto de vista exclusivamente escénico, siempre carezcan de un foco dramático, de una conexión emocional y de personajes memorables.
Del cine de Tarsem uno recuerda instantes, imágenes, pero nunca diálogos o emociones.
El caso de Mirror Mirror es distinto. Por fin, Tarsem dispone de un cuento memorable, con situaciones y personajes carismáticos y entrañables.
Además, el guión de la debutante Melissa Wallack y Jason Keller (Machine Gun Preacher) aporta suficientes elementos novedosos y, especialmente, un sentido del humor irónico y agudo, que permite a la audiencia descubrir un mundo nuevo que, en manos del cineasta de The Fall, cobra nueva vida de forma simplemente encantadora.
Al principio apuntaba que todo el mundo conoce la historia de Blancanieves. Y Mirror Mirror, de hecho, no se aparta demasiado de la base argumental clásica. Aunque en este caso quien muestra un mayor protagonismo es la malvada reina, encarnada por una deliciosamente hilarante Julia Roberts.
Esta, deseosa de casarse de nuevo para así mantener su posición de poder en el reinado, se deshace de Blancanieves (Lilly Collins, hija del cantante Phil Collins, y una nueva Audrey Hepburn a tener en cuenta), la hija de quien fuera rey (Sean Bean), su principal rival a la hora de contraer matrimonio con el príncipe Alcott (Armie Hammer, gozando de prácticamente su primera oportunidad para formar parte de una comedia).
Pero el encargado de matar a Blancanieves, Brighton (Nathan Lane) desoye las órdenes y deja que la joven escape. En su huida se topa com siete enanos, ladrones de profesión, que la acogerán bajo su bajo techo, valga la redundancia.
Mirror Mirror es un ejemplo de cómo hacer que la audiencia goce de una hora y media de buen espectáculo. En ningún momento define un género, revoluciona un concepto o asienta las bases de un estilo. Para eso ya están las películas aburridas de autor…
Mirror Mirror simplemente se plantea distraer, a través de una puesta en escena exquisita (ver la entrada de la reina al mundo del espejo mágico, que es una versión más joven que ella, o el maravilloso ataque de las marionetas gigantes), un reparto simplemente perfecto (en el que destaca una Julia Roberts que saca el mejor provecho de su imagen de estrella de cine) y un diseño de producción que obtiene el mejor rendimiento posible de la inventiva visual de Tarsem (los interiores del palacio o las calles del reino, una versión en imagen real de clásicos animados de Disney, todos vistos bajo el prisma del cineasta).
Mirror Mirror, que se estrena hoy y fue clasificada PG, logra un hito que pocos filmes familiares consiguen: satisface a los espectadores de todas las edades. Déjese encantar así por una Blancanieves que no le defraudará.