Alarmante el número de niños con autismo
Uno de cada 88 niños presenta algún nivel de este mal, que afecta principal a varones
Los últimos datos oficiales confirmaron lo que se observa en las clínicas y en las comunidades: cada vez son más los niños con autismo. En los últimos 10 años, la cantidad de menores con esta enfermedad se ha incrementado en un 78%.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron ayer que uno de cada 88 niños tiene algún nivel de autismo y que afecta principal a los varones.
Se estima que afecta cinco veces más a los niños que a las niñas, aproximadamente uno de cada 54 niños padece de autismo.
“Esta información pinta una imagen de la magnitud de la condición en todo nuestro país y nos ayuda a comprender cómo las comunidades identifican a los niños con autismo”, declaró la secretaria de Salud, Kathleen Sebelius.
El autismo no es una enfermedad con marcadores biológicos definidos, sino que su diagnóstico se basa en un conjunto de conductas. En términos sencillos, esto significa que no hay una anormalidad física o genética, sino que el diagnostico proviene de un análisis de la interacción con otras personas, la conducta y el nivel de desarrollo mental.
El autismo se diagnostica con base en un espectro que va de formas leves que se identifican con la falta de contacto visual y dificultad para comunicarse, a niveles severos en donde el menor no tiene ningún tipo de interacción con las personas a su alrededor.
“Estos datos nos dicen que hay seguramente más niños y familias que necesitan ayuda”, dijo el director del CDC, Thomas Frieden. “Necesitamos continuar registrando el espectro del autismo porque es el tipo de información que necesitan las comunidad para mejorar los servicios disponibles”.
Jerry Salazar, de 12 años de edad, fue diagnosticado con autismo cuando tenía cuatro años y desde entonces ha logrado obtener servicios en su comunidad, que le ayudan en su vida diaria.
“No tenía mucho vocabulario, sólo decía palabras básicas. No le gustaba jugar con otros niños ni salir a la calle. Cuando veía televisión se perdía en su mente”, explicó Raquel Cazas, madre de Jerry.
“Si no fuera por los servicios que hemos recibido y porque he comprendido que tengo un hijo con discapacidades, la situación sería aún más difícil”, comentó la madre.
Rachel confiesa que lo más complicado para ella no fue que su hijo no jugara con otros niños, sino que no le importe lo que digan otras personas.
La pediatra Dra. Martha Rivera, especialista en autismo del Hospital White Memorial, en el Este de Los Ángeles, asegura que ha visto un incremento cada vez mayor de niños con autismo y que afecta todas las razas, grupos étnicos y condición socioeconómica.
“Hay algunos padres que después de que sus hijos son diagnosticados rechazan el diagnóstico”, dijo la Dra. Rivera.
Cuando esto sucede, ella recomienda pruebas médicas para que los padres se convenzan que los pequeños no tienen problemas con los oídos o con los ojos.”Cuando educamos a los padres –y en algunos casos hay que convencerlos- y están dispuestos a que sus hijos reciban la ayuda que necesitan, el menor puede adaptarse y mejorar su condición”, manifestó la pediatra.
Para la Dra. Rachel Findel, directora de Investigaciones de autismo de la organización Intercare Therapy, ubicada en Los Ángeles, está claro que el autismo es un problema en la comunidad y que hay que identificar cómo llevar los servicios para ayudar a los niños y sus familias a un edad temprana.
“La terapia es más efectiva cuando el menor es diagnosticado antes de los 3 años de edad, cuando esto sucede es posible que para los 8 años, el menor ya no tendrá el diagnostico o que el nivel de autismo sea más leve, pero si se espera hasta cuando el menor está en el escuela, se han perdido unos años que son clave en el desarrollo del pequeño? en conclusión entre más pequeño se hace el diagnóstico, mejores son los resultados”, aseveró la Dra. Findel.
La Dra. Rivera recomienda a los padres que lleven a sus hijos a sus chequeos médicos anuales para asegurar que se están desarrollando normalmente e identificar a los menores que necesitan ayuda adicional.
ALGUNOS SÍNTOMAS
1. falta de contacto visual o de lenguaje corporal
2. Problema en mantener o desarrollar relaciones (no puede jugar con otros)
3. Movimientos o lenguaje repetitivo
4. Rutinas excesivas (la misma comida, los mismos objetos, etc.)
5. Conexión fuerte hacia un objeto o insistencia en un algo
6. Hiper o hipo actividad hacia algún aspecto del ambiente como el color de la pared, temperatura, textura, olor o tacto