Los inmigrantes en Long Island

Es una leyenda que resultó ser cierta: Cuando Robert Moses, el titán de la planificación urbana, diseñó la infraestructura de transporte de Long Island, se aseguró que los puentes sobre las carreterass fueran suficientemente bajos para impedir el paso de los autobuses. No sólo por estética, sino por ingeniería social. Al mantener a los autobuses fuera de las carreteras, Moses evitaba que la gente pobre de color visitara Long Island.

Las contradicciones que Moses encarnó siguen sin resolverse. Long Island es hoy un lugar que ofrece oportunidades, pero también pone barreras.

La gente sigue llegando a Long Island en busca del sueño americano. Llegan del Caribe, el Medio Oriente, Europa y América Latina para alimentar nuestro motor económico, abriendo empresas, creando empleos, y pagando impuestos.

El impacto económico de los inmigrantes es hoy el tema central en la Cumbre Regional de Inmigración de Long Island, un evento organizado por Long Island Wins y la Long Island Immigrant Alliance. Representantes de la salud, la educación, y la agroindustria discutirán cómo las políticas de inmigración están íntimamente ligadas al éxito económico.

¿Por qué es este tema importante? De 1990 a 2007, el número de nacidos en Long Island en edad para trabajar (20-34) se redujo en 222,000, ó 39%, de acuerdo con el Instituto de Política Fiscal. Durante ese mismo período, los residentes de Long Island nacidos en el extranjero en edad de trabajar crecieron a 40,400.

Los nuevos habitantes están renovando nuestra economía y cultura. Pero mientras Long Island se ha beneficiado del crecimiento de estas comunidades, muchas políticas locales van en su contra.

Las escuelas segregadas son un problema importante. Un 90% de los estudiantes en escuelas públicas son latinos o afroamericanos. Ellos son el futuro de Long Island, pero no les estamos dando las destrezas que necesitan para el éxito. El costo de la vivienda y las ejecuciones hipotecarias son támbién problema para muchas de estas familias.

El actual sistema federal de inmigración es obsoleto y no satisface ni las necesidades de los trabajadores inmigrantes, ni las de sus empleadores. Las políticas federales tienen que cambiar, pero hasta que eso ocurra, tenemos que ajustar nuestras medidas locales para hacer a Long Island más atractiva para los nuevos inmigrantes.

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