Hacer peluches con conciencia ecológica
La emprendedora latina utiliza sus hábiles manos para crear muñecos
Brooklyn.- Cargados de toda esa buena vibra “verde” que carga el ambiente cuando se celebra el Día de la Tierra –celebrado cada 22 de abril en todo el mundo–, muchos como la venezolana Indira Villalobos, de 36 años, usan su creatividad para combatir la contaminación y el consumismo excesivo.
Desde niña, esta madre de Carroll Gardens, Brooklyn, descubrió el potencial que ofrecían sus manos. Ahora esta emprendedora utiliza esa habilidad para crear muñecos con lana y cachemira recicladas, lo que sin pensarlo se ha convertido en un exitoso negocio.
Dice que empezó a reciclar materiales desde pequeña, ¿cómo fueron esos inicios?
Era como una fiebre, siempre tenía que estar creando algo. Cuando aprendí a bordar, por ejemplo, bordé mis iniciales y otros diseños en toda mi ropa. También hacía collares y prendedores que luego vendía a mis amigas en la escuela.
¿Es cosa de familia?
Mi madre es profesora y mi padre es comerciantes, pero mi hermana es artesana del barro y las telas y mi hermano es diseñador de interiores.
¿Estudió arte?
No, publicidad y mercadeo.
¿Qué extraña de su vida en Venezuela?
Los fines de semana en la playa y, sobre todo, la comida y las parrilladas en casa cada domingo.
¿Desde cuándo vive en Nueva York?
Tengo diez años en la ciudad. Me vine a estudiar inglés, pero decidí quedarme. Ahora soy una feliz esposa y madre de una bebé de ocho meses.
¿Qué es lo que más le gusta de estar aquí?
Me gusta que puedo conocer gente de todas partes del mundo.
¿Cómo dio con la idea de crear muñecos?
Cuando nació mi hija. A ella le hice la primera muñeca de trapo y desde ese momento me di cuenta de que podía hacer de eso mi negocio. En Navidad me regalaron una máquina de coser y también tomé clases de corte y costura en el Fashion Institute of Technology.
¿En qué se inspira?
Lo que más me motiva es tener un montón de telas lindas de muchos colores, porque material feo no me inspira para nada.
¿Cómo consigue sus materiales?
Utilizo suéteres viejos de cachemira y lana que consigo en los almacenes de Salvation Army y otras tiendas que venden ropa usada.
¿Qué tipo de muñecos hace?
Hago muñecas de trapo, pero lo que más me gusta son los monstruos. Cada uno es diferente. Mi esposo, quien es diseñador, me ayudó a crear el nombre: Snugly ugly, porque aunque sean feos son tan suaves que no puedes dejar de abrazarlo.
¿Cuánto tarda en hacer uno?
Cada uno se lleva unas dos o tres horas de trabajo. Hacerles la carita me toma más de media hora. A cada uno le pongo un nombre. Son 100% hechos a mano.
¿Por qué usar materiales reciclados?
Creo fielmente en que hay que disminuir la demanda de materiales y objetos nuevos en el mundo. Es un buen ejemplo para las nuevas generaciones.
¿Qué siente cuando termina cada uno?
Detrás de cada muñeco hay creatividad, amor y una conexión especial porque lo creo pensando en que esa pieza es única e irrepetible.
¿A los niños les gustan los Snugly Ugly?
No tanto como a los adultos, a juzgar por quienes visitan mi stand en DeKalb Market.