Cómo un ‘conejo’ sexual estremeció a EE.UU.

Ni un alarido de Hugo Chávez contra Estados Unidos, ni la extravagancia de Fidel Castro cuando se mofó de la supuesta guayabera que iba a utilizar el Presidente Barack Obana en la VI Cumbre de las Américas en Cartagena, ni las ausencias de Daniel Ortega y Rafael Correa, ni la recurrente propuesta de gobernantes de este Continente en relación con la legalización de la droga, ni el reclamo argentino en torno a la propiedad de las Islas Malvinas, han derramado tanta tinta como “el conejo” que pretendió amarrarle un agente secreto de la escolta del mandatario norteamericano a una mesalina colombiana.

El término amarrar o poner conejo en Colombia es referido a quien no paga un servicio. Las chicas de vida licenciosa solían tener el listado de los conejeros frecuentes que acudían a estos sitios en demanda de amor, pero sin pagar. Alguien muy bien vestido, de sombrero marca Montecristo, y lociones “tumbalocas” en una “reputada” casa de amor y quien siempre acudía a este recurso, se le conocía como el Doctor Conejo. Tras ser identificado, se vio obligado a pagar anticipadamente para que pudiera entrar al himeneo.

El interés periodístico por el conejo sexual que protagonizaron los agentes de seguridad en Cartagena ha sido de tal magnitud, que medios de comunicación de todo el mundo se ocupan del caso profusamente, y varios de ellos han desplazado periodistas para el cubrimiento de esta noticia.

Los tabloides americanos tienen ya identificada la chica de vida lúbrica con su nombre y apellidos, que tiene 24 años, que es madre soltera y que es oriunda de San Andrés (isla colombiana en el Atlántico) y detalla que el convenio entre el agente secreto y ella se tasó en 800 dólares, pero que este al final de la noche de pasión, le salió con 30, lo que desató su irá para hacer el escándalo que ahora la da la vuelta noticiosa al mundo, al mejor estilo de Berluskoni.

Pero este escándalo ha tomado otros giros, no tanto inesperados, sino sobredimensionados por los sectores de oposición en los Estados Unidos que están aprovechándolo para ganar dividendos políticos, especialmente el Partido Republicano con miras a las próximas elecciones presidenciales.

Entre tanto el gobierno Colombiano ha tenido que ponerle la cara a la escalada publicitaria que ha comenzado, y que promociona ya la ciudad de Cartagena como un santuario sexual en donde la belleza y la lujuria, satisfacen a los más exigentes gladiadores de alcoba. Por ello ha expedido una enérgica declaración para exigirle a la empresa de aviación norteamericana Spirit Airlines retirar de inmediato de su página web el aviso comercial que muestra a Cartagena con la imagen de un supuesto funcionario del servicio secreto americano con chicas en ropas ligeras y con la leyenda “pago por adelantado”, y lo que llevó al Ministro de Industria Comercio y Turismo Sergio Díaz Granados a afirmar “que este tipo de publicidad subliminal es, por decir lo menos, inapropiada e indecorosa”.

El caso no terminará ahí, porque la morbosidad universal tendrá en cuenta este hecho y pondrá en su agenda turística un recorrido no solo por las hermosas playas que tiene Cartagena sobre el Atlántico, incluyendo sus históricas murallas y su clima, sino por los bares en donde las chicas del oficio ofrecen sus afectos.

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