La sorpresa de Sotomayor en el caso SB1070

Cuando Sonia Sotomayor hizo historia en 2009, al convertirse en la primera latina nombrada a la Corte Suprema, los hispanos rebosaron de alegría.

La de Sotomayor era la historia profundamente satisfactoria de una hija de puertorriqueños, criada en El Bronx, quien a pesar de sus orígenes humildes había llegado a las altas esferas de la justicia.

En aquel momento, a poco más de dos años de que se llevara a cabo el último intento serio de obtener una reforma migratoria bipartidaria en el Senado, ver una mujer del mismo grupo étnico de millones de inmigrantes ilegales, brindó a los hispanos una sensación especial de conexión con el proceso judicial de este país.

El miércoles, cuando comenzó a tenerse noticias sobre la dirección a la que tendía la Corte Suprema, después de que el Gobierno de Obama presentara sus alegatos orales para anular una ley antiinmigrante de Arizona, hubo que preguntarse si esa sensación era aún tan especial.

Sotomayor figuró en las noticias que describían al tribunal como “comprensivo” y “receptivo” a porciones de la ley de Arizona, y “escéptico” sobre los argumentos del Gobierno de Obama.

A juzgar por la falta de comentarios hispanos en las redes sociales, sobre las mordaces preguntas de Sotomayor al vice fiscal general, Donald Verrilli Jr., yo diría que la sensación ya no era tan especial.

En Twitter se pudo ver que fueron principalmente los conservadores los que mandaron tweets sobre Sotomayor. Y en términos positivos.

“Incluso la Jueza Liberal Sonia Sotomayor Destruyó la Causa del Gobierno Contra la Ley Migratoria de Arizona”, decía un titular ampliamente reenviado en tweets. “Cuando incluso Sotomayor se vuelve contra uno, es un buen indicador de que ha llegado el momento de tirar la toalla”, decía un tweet dirigido a la Unión Norteamericana de Libertades Civiles, una organización que condena la legislación de Arizona.

El comentario que Sotomayor dirigido a Verrilli: “Usted puede ver que [su argumento] no se está vendiendo muy bien”, fue un tweet que circuló con particular frecuencia.

Qué fascinante giro de los acontecimientos. Cuando el presidente Obama anunció a Sotomayor como la escogida para el cargo, dijo “Cuando Sonia Sotomayor ascienda (…) al más alto tribunal de la tierra, Estados Unidos habrá dado otro importante paso hacia la realización del ideal que está grabado en su entrada: ‘Justicia igualitaria ante la ley'”.

Considerando que este caso ha despertado la inquietud de la posible legalización de los perfiles raciales, daría cualquier cosa por saber cuál fue la reacción de Obama a las preguntas incisivas de Sotomayor.

Realmente, todo el que aceptó que Sotomayor era una candidata supercalificada que merecía el puesto por su inteligencia y considerable experiencia no podría haber esperado otra cosa.

Por supuesto, para mucha gente, esa nunca ha sido una expectativa realista. Durante los momentos previos a su confirmación, los grupos de defensa de los intereses latinos básicamente echaron bravatas indicando que debía confirmársela porque “era nuestro turno” y “necesitamos alguien que nos represente”, mientras los republicanos utilizaron las propias palabras de Sotomayor para imponer la idea de que si se le confirmaba, se avendría a defender una “agenda latina”.

Nadie sabe cuál será el fallo de la Corte Suprema sobre la cuestión de si Arizona y otros estados tienen el derecho de promulgar leyes relativas a la inmigración, ni tampoco cómo votará Sotomayor. Y esas son sólo dos de las candentes preguntas ante nosotros.

¿Desanimarán los comentarios de Sotomayor a grandes sectores hispanos que podrían interpretar sus rigurosas preguntas como un tipo de desaire hacia “su gente”?

Si al final Sotomayor falla a favor del derecho de Arizona a informar al Gobierno federal sobre la categoría migratoria de sus detenidos, ¿se convertirá ella en la Clarence Thomas latina, marcada para siempre como una “traidora a su raza”? ¿Y qué papel jugará eso durante la campaña para la elección presidencial?

¿O respetarán finalmente los republicanos su capacidad de analizar cuestiones legales desde una perspectiva intelectual -y no hispánica liberal- considerándola por eso, finalmente, como una verdadera “latina lista”?

Tenemos hasta el mes de junio para preguntárnoslo.

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