Sociedad: Minoría que es mayoría
El camino está trazado, y ya no hay vuelta atrás. De acuerdo a la oficina del Buró del Censo, más del 50% de los niños nacidos en Los Estados Unidos en la actualidad pertenecen a una minoría. Y la expectativa es que para la mitad del siglo, los blancos ya no serán más la mayoría.
Este viraje sociocultural que se avecina es de particular importancia para los hispanos, que para el 2050 se espera que seamos el 30% de la población total de los Estados Unidos.
Estos números son aterradores para el movimiento nativista que no está dispuesto a abrirse a una nación mas diversa, y se niega a aceptar que los días de la supremacía blanca están contados.
¿Pero qué representa esto para nosotros los hispanos?
La única palabra que me salta a la mente es responsabilidad. Y esta es una moneda de dos caras.
Por una parte, nuestros gobernantes y la sociedad estadounidense tienen la responsabilidad de dotar a nuestros niños y jóvenes de las herramientas necesarias para un desarrollo sostenido, esto es, adecuado acceso a cuidado de salud, educación de calidad y una salida a las condiciones de pobreza en las que vive actualmente un buen número de nuestras familias.
Por otra parte, los hispanos como comunidad tenemos la responsabilidad de asumir el reto de educarnos.
Los números actualmente no son muy alentadores. De acuerdo a la oficina del Buró del Censo, el 35% de los hispanos estamos viviendo en condiciones de pobreza; el 28% de los estudiantes de secundaria de origen hispano abandonan la escuela; y solamente el 20% de los hispanos han completado una carrera universitaria.
Definitivamente, estos son números que tienen que cambiar si aspiramos a convertirnos en motor esencial de la sociedad estadounidense en las décadas que están por venir.
La pregunta es cómo hacemos.
El esfuerzo que le corresponde realizar a las autoridades solo puede ser forzado a golpe de voto. Esa es una de las razones por la que nuestro voto es esencial. Los políticos deben entender que tenemos prioridades y que una de las más importantes es la educación de nuestros jóvenes, y que vamos a forzarlos, millones de votos a la vez, a que dejen las palabras y las promesas a un lado y se pongan a trabajar.
Y la otra parte ya depende de nosotros, la prioridad número uno, número dos y número tres debe ser la educación de nuestros hijos y eso requiere de un esfuerzo diario.
Literalmente debemos lavarles el cerebro a nuestros muchachos con el concepto de que la educación es la base de todo, y que la meta debe ser como mínimo completar la educación universitaria; y, a la vez, involucrarnos en las actividades escolares y mantenernos en contacto permanente con maestros y autoridades de la escuela.
No podemos darnos el lujo de llegar a la mitad del siglo siendo muchos pero muy poco preparados para el reto, sería lamentable. Lo que podría ser una fiesta de la diversidad se puede convertir en una suerte de apartheid estadounidense. No lo permitamos.