El general y sus guerras

El general Colin Powell escribió sobre sus experiencias en la guerra y en la política

El general Colin Powell quería hablar de su libro, pero yo, también, quería hablar de la guerra. Acaba de escribir un nuevo libro – It Worked For Me (Me funcionó a mí) – que está lleno de las lecciones que ha aprendido en la vida y en su carrera como soldado, general de cuatro estrellas, secretario de estado y asesor de múltiples presidentes. Sin embargo, había que preguntarle sobre el poder y la muerte a quien ha participado en varias guerras: Vietnam, Golfo Pérsico, Irak y Afganistán.

Powell es un hombre profundamente religioso. Pero la Biblia dice “no matarás”. ¿Cómo justifica sus creencias religiosas cuando, como soldado, mata o da la orden de matar?

“Fui adiestrado como soldado y esa es mi profesión”, me contestó Powell. “Desafortunadamente, a lo largo de nuestra historia, nos hemos encontrado en situaciones en que, a pesar de la Biblia o el Corán o cualquier otro documento religioso, es necesaria la fuerza para protegerse a sí mismo, para proteger tus valores, o para derrotar el mal”. Y agregó: “A lo largo de la historia, e incluso dentro de la propia Biblia, encontrará el uso del poder duro, del poder militar, para alcanzar propósitos nobles y vencer el mal”.

En su libro, Powell relata también detalles de sus experiencias en combate durante la Guerra de Vietnam. Escribe acerca de la primera vez que estuvo bajo fuego, en 1963, cuando experimentó la realización pavorosa de que podía morir. Le pregunté si él había matado en combate. “Estoy seguro que fui responsable por la muerte de gente en combate. Me defendí. Y cuando tuve un rango militar más alto, ordené misiones de bombardeo. Hice lo que fue necesario para proteger a nuestras tropas y lograr nuestros objetivos”, reflexionó. “Siempre tengo en mente que la guerra trae muerte en los dos lados y que hay padres y madres que lloran por sus hijos en ambos lados de la batalla”.

El general retirado, de 75 años de edad, escribe que su concepto de la doctrina Powell -una lista de principios de seguridad nacional- comienza con la premisa de que la guerra se debe de evitar. Sin embargo, durante su tristemente célebre discurso ante Naciones Unidas el 5 de febrero del 2003, Powell justificó la guerra contra Irak asegurando (equivocadamente) ante el mundo que el líder Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Es más, en ese momento Estados Unidos ya no permitió que inspectores de Naciones Unidas en Irak terminarán su trabajo. Los primeros bombardeos comenzaron poco después.

“Pero los datos estaban equivocados, general”, le dije. “Usted sabe que los datos estaban equivocados.”

“Sí, sé que los datos estaban equivocados”, reconoció.

“Y no puede culpar a analistas o a políticos por darle la información equivocada. Saddam Hussein no tenía armas de destrucción masiva”, insistí.

“Eso yo no lo sabía”, me contestó. “Tampoco lo sabían nuestros servicios de inteligencia… Te equivocas al decir que ignoramos los datos. Los datos que teníamos de nuestros servicios de inteligencia decían que (Saddam Hussein) tenía armas de destrucción masiva”.

Pero no las tenía. Más de 4,400 soldados norteamericanos han muerto en esa guerra y más de 100 mil civiles iraquíes han perdido la vida, según varios cálculos.

Antes de retirarse, Powell fue tan popular que muchos pensaron que pudo haber sido el primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos. Pero eso no le interesaba. “Yo no quería eso. No tomé esa decisión. Yo elegí quedarme con mi vida privada y buscar otras maneras de ayudar a mi país”.

A pesar de ser un republicano moderado, Powell apoyó públicamente la campaña presidencial de Barack Obama en el 2008. Pero esta vez aún no decide qué hacer. “Tengo la obligación de escuchar también a (Mitt) Romney”, me explicó.

Contrario a muchos líderes republicanos, Powell está a favor del “DREAM Act” -“apoyo mucho este programa”- que legalizaría a estudiantes indocumentados y apoyó, junto con el expresidente George W. Bush, una reforma migratoria (que no pasó por falta de votos en el Congreso).

Este hijo de inmigrantes de Jamaica que lo ha hecho casi todo en la política y en la guerra no tiene asuntos pendientes. Esa es su filosofía.

“Cuando decides irte, vete. No te quedes viendo hacia atrás. Siempre ve hacia delante”.

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