Medalla de la Libertad para Dolores Huerta
Es el máximo reconocimiento que otorga el gobierno de Estados Unidos a un civil
WASHINGTON, D.C.- Se veía orgullosa y feliz. Con el desafío de reanimar a los latinos para que participen en la vida cívica, la activista Dolores Clara Fernández Huerta, recibió ayer, la Medalla de la Libertad en la Casa Blanca.
Vestida con un traje verde tornasolado, Huerta, de 82 años, entró al salón este de la residencia de gobierno, cerca de las 3:30 de la tarde. En el público, nueve de sus once hijos, la observaban con emoción. Cada uno, usaba un pequeño pin en su solapa, con el rostro de su madre.
No es para menos. La Medalla de la Libertad es el máximo galardón entregado a civiles, por sus contribuciones a la seguridad e intereses de Estados Unidos, actividades culturales, públicas o privadas, significativas.
Al elogiar su trayectoria, el presidente Barack Obama, rememoró el momento en que junto a César Chávez decidieron -en su cocina- fundar el Sindicato de Trabajadores Campesinos (UFW) en 1962.
Asimismo, recordó cuando le mencionó a Huerta, que “tomó prestado” el eslogan “sí se puede” del movimiento agrícola, para su campaña presidencial de 2008. “Conociéndola… me alegro que no me haya dado un castigo muy severo por eso, porque Dolores no juega”, bromeó.
Huerta fue galardonada junto a otras 13 personalidades, como la ex secretaria de estado Madeleine Albright, la escritora Toni Morrison y el ex juez de la Suprema Corte de Justicia, John Paul Stevens.
“Nos hacen falta recursos para movilizar a los líderes en la comunidad hispana […] el poder está en las personas”, enfatizó en una reunión con la prensa, previa a la ceremonia.
“Faltan grupos de base, de raíces. Llevar la marcha de la calle a la vecindad. Falta también que la gente vote. Si no tomamos acción política, no va a pasar nada”, enfatizó.
Dolores Huerta: La reforma migratoria llegará
La directora ejecutiva de la Fundación Dolores Huerta, su hija Camila, confesó que con 10 hermanos y poco dinero, su infancia fue difícil, pero diferente.
“Desde pequeños fuimos a marchas, aprendiendo. Hacíamos letreros grandes…. esos recuerdos tengo. Sabíamos que aunque sufrimos por la falta de recursos, había otras familias en peor situación”, recordó, al hablar de la vida junto a su madre.
En la ceremonia se encontraban diversos miembros del gabinete, incluyendo a la Secretaria del Trabajo, Hilda Solis, quien estaba particularmente emocionada con el homenaje.
“Su pasión era y sigue siendo la justicia. Por más de medio siglo, ha dedicado su tiempo para ayudar a los hombres y las mujeres, que trabajan en los campos de Estados Unidos. Ella ha apoyado las protestas pacíficas; sin violencia. Le ha enseñado a la gente que tienen el poder y la responsabilidad de unirse para mejorar las condiciones de sus vidas”, declaró.
“No me imagine llegar a conocer a alguien como ella, mucho menos tener el honor de llamarla mi amiga”, agregó.
Este es el segundo reconocimiento presidencial entregado a la activista. En 1998 Bill Clinton, le otorgó el premio Eleanor Roosevelt de los Derechos Humanos.
Chávez, por su parte, recibió la Medalla de la Libertad de manera póstuma en 1994, también bajo el gobierno de Clinton.
“Huerta ha servido como activista comunitaria y organizadora política. Fue una de las figuras influyentes en la aprobación de la ley de derechos laborales para trabajadores agrícolas en California en 1975 y el seguro de discapacidad para los jornaleros en el mismo estado”, especificó la información oficial provista por la Casa Blanca.
“En 2002 estableció la Fundación Dolores Huerta, dedicada al desarrollo de líderes comunitarios y nacionales”, concluyó.
Huerta nació el 10 de abril de 1930, en el pueblo de Dawson, Nuevo México. Es hija de Juan Fernández, minero y campesino, activista sindical y asambleísta estatal de Nuevo México, y de Alicia Chávez. Además de sus hijos tiene 16 nietos y siete bisnietos.