Plan de Obama llega tarde para algunos soñadores

Joven hondureño narra drama tras ser deportado de EEUU hace tres meses.

Yannick Grijalba, guatemalteco de 18 años que habla un inglés fluido y fue deportado el miércoles pasado luego de vivir por 11 años en los Estados Unidos.

Yannick Grijalba, guatemalteco de 18 años que habla un inglés fluido y fue deportado el miércoles pasado luego de vivir por 11 años en los Estados Unidos. Crédito: AP

TEGUCIGALPA/AP – Marlon Roberto Cortés acomodaba mercancía en los anaqueles de un supermercado en un suburbio de Boston cuando le dijeron que se presentara en la trastienda.

Un agente de inmigración solicitó al hondureño su credencial de identidad, no la tenía, y después le indicó que había una orden de deportación en su contra.

Cortés, de 20 años, fue esposado y trasladado a un centro de detención, de donde se le regresó a su país sin que pudiera siquiera despedirse de su familia.

El hondureño se perdió por apenas tres meses la medida adoptada por el presidente Barack Obama que les permite permanecer en el país a cientos de miles de inmigrantes que carecen de permiso para estar en el país, si son menores de 30 años, graduados de la secundaria y no tienen antecedentes penales. El presidente ha dicho que hasta 800,000 jóvenes inmigrantes podrían beneficiarse con dicha medida.

Provenientes de diversos países, desde Guatemala hasta Argentina, jóvenes que habían soñado con convertirse ciudadanos estadounidenses y fueron deportados recientemente reaccionaron al anuncio del viernes con frustración y tristeza, pero también con la tranquilidad de que sus hermanos en Estados Unidos pueden ahora quedarse sin temor a ser deportados.

“Soy una persona estudiada y quisiera esperanzarme algo mejor”, dijo Cortés. “Estoy muy triste”.

“El país en el que hubiera tenido la oportunidad de avanzar es Estados Unidos”, agregó. “Hice todo lo que tenía que hacer para ello y no entiendo por qué no me lo permiten … Me siento más estadounidense que hondureño”.

Yannick Grijalba, guatemalteco de 18 años que habla un inglés fluido y fue deportado el miércoles luego de vivir 11 años en el norte de California, estaba igualmente frustrado.

“Cuando veía las noticias y me enteré (de la disposición), no podía creerlo”, dijo. “Apagué la tele”.

No se sabe con certeza cuántos inmigrantes deportados perdieron por poco esta oportunidad como Cortés, ya que no hay estadísticas que los clasifique por edad o educación. Estados Unidos deportó a 396,906 personas del 1 de octubre de 2010 al 30 de septiembre de 2011. Pero uno puede encontrar a los jóvenes recién deportados en las calles latinoamericanas, donde en ocasiones los delata su mal español y tienen problemas para adaptarse.

En su primer día de vuelta en la casa de sus abuelos en Tegucigalpa, Cortés tuvo que levantarse antes de las cinco de la mañana para irse con ellos a vender baleadas, tortillas de trigo rellenas con frijoles, y otros alimentos, afuera de un hospital.

En el caso de Grijalba, su familia viajó en avión con visas de turista de Guatemala a la ciudad de Nueva York en 2000.

La familia se trasladó posteriormente a Fairfield, California, donde Grijalba, el mayor de sus hermanos, se convirtió en estudiante ejemplar y se integró al equipo de lucha de una secundaria local.

Maibe Casalins, una abogada de inmigración con sede en Miami, dijo que alguien como Grijalba aún podría cumplir los requisitos del cambio de política ya que los registros juveniles no son considerados una condena criminal bajo las leyes de inmigración.

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