Rubio se merece que le permitan explicarse

Cuando Marco Rubio accedió recientemente a una entrevista con Jorge Ramos, de Univisión, el vehemente intercambio despertó simpatía por Rubio e hizo que Ramos pareciera poco profesional.

La entrevista también dejó en claro qué difícil es ser un funcionario hispano electo, del que se espera contantemente -especialmente en los medios en español- que haga lo imposible para responder a las exigencias de los inmigrantes ilegales.

¡Detengan la cinta! Que un grupo de gente que no debería estar en este país, para empezar, y que no tiene derecho legal a permanecer en él, tenga exigencias de cualquier tipo es uno de los absurdos del debate de la inmigración.

Rubio afirmó algo similar durante la entrevista, reiterando lo que ha dicho en otras oportunidades sobre cómo no existe el derecho de inmigrar ilegalmente y a cuántos estadounidenses les irrita que los inmigrantes ilegales en Estados Unidos tengan la sensación de que tienen derecho a todos los beneficios de la ciudadanía estadounidense -sin condiciones que cumplir ni preguntas que responder.

El senador está en lo correcto. El debate de la inmigración no es un debate sobre derechos, ni expectativas, ni sobre lo que la gente cree merecer. Es sobre qué es lo mejor para Estados Unidos.

Personalmente, pienso que lo mejor es un camino a una categoría legal ganada para muchos, pero no para todos los 10 millones de indocumentados en este país. Otros estadounidenses piensan de otra manera y exigen murallas más altas y más deportaciones. Sostenemos ese debate pero -por más que parezca duro- los inmigrantes ilegales no tienen voto en este asunto. Y cuando se olvidan de eso, y comienzan con exigencias, dificulta sobremanera el trabajo de los que promueven sus intereses.

Ramos, nacido en México, no pareció comprender nada de esto e inquirió por qué Rubio no es más elocuente en la defensa de los inmigrantes ilegales. Rubio trató de decir que, de hecho, sí apoya la legalización de algunos inmigrantes ilegales bajo ciertas circunstancias.

Mientras Rubio trataba de expresar sus ideas, Ramos repetidamente lo interrumpió para poder expresar las suyas. Una y otra vez, Ramos dejó claro que esperaba algo del hijo de inmigrantes cubanos. Rubio recordó a Ramos que sus padres vinieron legalmente.

No valió de nada. No lo comprendió. Rubio merece la oportunidad de explicar sus opiniones sobre la inmigración. Ramos y Univisión no se la dieron.

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