El Pte. Obama me dio esperanzas, espero lo mismo de Cuomo

Nací y viví en Puebla, México, hasta los 15 años. Debido a las dificultades económicas de mi familia, no podía terminar la escuela. Yo siempre quise mejores oportunidades y sabía que podía lograr cualquier cosa que me propusiera. Así que decidido a seguir mi educación y a hacer de mí una persona buena, hace nueve años emigré solo a los Estados Unidos en busca del sueño americano.

Para lograr mi sueño, he tenido que enfrentar muchos obstáculos. Como muchos inmigrantes indocumentados, estoy obligado a vivir en la sombra. Pero creo que quienes venimos aquí a ser mejores personas y enriquecer este país, no debemos dejar que las circunstancias nos cambien el plan.

No soy el único que piensa así. Desde la presentación del proyecto legislativo “Dream Act” en 2001, estudiantes indocumentados han luchado por su derecho a la educación y por una vía para hacerse ciudadanos en un país que es suyo en todos los sentidos, menos en el legal. En el curso de los últimos once años, nuestros esfuerzos crecieron y continuamos abogando por la legislación, no sólo a nivel federal, sino también a nivel estatal.

Yo fui parte del esfuerzo por aprobar un Dream Act en Nueva York que permita a universitarios indocumentados acceder a ayudas financieras del estado.

A pesar de que muchos jóvenes indocumentados han asistido a escuelas de Nueva York desde preescolar hasta grado 12, los estudiantes indocumentados quedan en el limbo después de graduarse de la secundaria. Los indocumentados no son elegibles para recibir ayudas federales de matrícula, becas, subvenciones o préstamos.

De los miles de indocumentados que se gradúan de las escuelas de Nueva York cada año, sólo un pequeño porcentaje opta por un título universitario, debido a enormes obstáculos financieros. Recientemente, la Asamblea del estado aprobó el “Dream Fund”, un proyecto de ley que establecería una comisión para aumentar las becas privadas para estudiantes indocumentados. Pero a pesar de que las becas de fondos privados podrían ser útiles, no resuelven el objetivo principal de lograr igualdad en el acceso a la educación universitaria para todos.

A pesar del momentum que alcanzó el Dream Act de Nueva York, nuestra legislatura estatal -que dice apoyar a los inmigrantes- falló al no hacer del “Dream Act” estatal una realidad. Es hora de que el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo tome una postura y haga lo correcto por los soñadores.

Las razones sobran. Según el Instituto de Política Fiscal y Economía, los inmigrantes indocumentados pagaron más de $662 millones en impuestos al estado de Nueva York en 2010, convirtiéndolo en el cuarto estado con más altos ingresos de impuestos provenientes de indocumentados. Al abrir el acceso a la educación superior, el Estado podría aumentar sus entradas, ya que los trabajadores con título universitario ganan significativamente mejor.

El “Dream Act” de Nueva York se sumaría a los esfuerzos del presidente Obama de conceder un muy necesario alivio a la comunidad de jóvenes indocumentados. La postura del presidente Obama me ha dado esperanza y coraje para seguir luchando por mis sueños y los sueños de mis compañeros soñadores.

Ya alcancé un grado intermedio, varias becas y premios de liderazgo. Ahora estudio ciencias políticas en Hunter College y quiero hacer una carrera en el servicio público. Al terminar mi pregrado, planeo ingresar a la escuela de leyes para alcanzar mi sueño de convertirme en Senador de los Estados Unidos.

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