Republicanos, ni hacen ni dejan hacer

Grupos anti-inmigrantes no perdieron tiempo para conseguir una manera creativa de parar el programa de Acción Diferida del Presidente Obama –la cual suspende temporalmente la deportación de jóvenes indocumentados elegibles.

Diez oficiales del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) en Texas, demandaron ayer a la Secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano y al Director de ICE, John Morton. La queja arguye que la Acción Diferida interrumpe la labor de seguridad de los agentes al impedir la deportación de ciertos indocumentados, y que “usurpa inconstitucionalmente” las funciones legislativas del Congreso.

Hay que tener bien claro quién está detrás de esta demanda.

Los querellantes están representados por Kris Kobach, el secretario de estado de Kansas, acérrimo crítico de la inmigración ilegal y uno de los autores intelectuales de la ley antiinmigrante de Arizona. También detrás de la maniobra parece estar el congresista republicano Lamar Smith, de Texas, quien es hoy una de las voces más fuertes en contra de cualquier cambio a las leyes que conceda alivio a los 12 millones de trabajadores indocumentados que viven en el país.

Más preocupante aún es el hecho de que Kobach preste asesoría informal en asuntos de inmigración a Mitt Romney, el virtual candidato presidencial republicano.

Romney se opone a la reforma migratoria integral, incluyendo al Dream Act, apoya la ley de Arizona y la noción de la auto-deportación. Sin embargo, en una alocución hace varias semanas frente a NALEO –la organización de funcionarios latinos electos y designados– convenientemente dijo que de ser electo “reemplazaría” la Acción Diferida de Obama por un “algo mejor”, que muy a su estilo no ha querido especificar.

Lo que sí está claro es que el intento de suspender la Acción Diferida es una nueva muestra del sentimiento anti-inmigrante, y en efecto anti-latino, que filtra el Partido Republicano de hoy día.

Romney puede ahora respaldar la demanda, o clarificar su escueta postura sobre la inmigración y el Dream Act. Los votantes, vecinos, amigos o parientes de jóvenes indocumentados somos todo oídos.

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