La importancia de los centros de cuidado de niños

Estoy muy consciente de los estragos económicos que sufre la ciudad de Nueva York y de los sacrificios que tendremos que seguir haciendo para sobrevivir este difícil periodo económico. No obstante como directora de un centro de cuido de niños, financiado por la ciudad, estoy indignada ante las injusticias que se están perpetrando en contra de los empleados, con el propósito de balancear el presupuesto. Esto conduce a una situación injusta y por ende perjudicial para el desarrollo de los niños de edad preescolar.

Nuestro alcalde, quien se autodenomina el “alcalde de la educación”, el Day Care Council of New York, y el Distrito 1700 (Dc1707), entidades que supuestamente velan por los mejores intereses de nuestros empleados públicos, han fallado en sus intentos de proteger a estos empleados y a los niños de la ciudad. Los empleados de cuido de niños han trabajado sin contrato y sin aumento de sueldo por más de seis años, a pesar de estar acogidos a los mismos reglamentos y requisitos pedagógicos que un maestro de escuela pública y de no recibir los mismos beneficios como vacaciones pagas durante el verano y varios días feriados.

En nuestro centro, como muchos otros de la ciudad de Nueva York, somos afortunados de tener un personal que ha permanecido con nosotros por muchos años y quienes creen vehementemente en los beneficios de la educación pre-escolar. Debido a su lealtad, se les ha pedido que trabajen más, que dominen el nuevo currículo, que sean proficientes en los requisitos de Early Learn mientras al mismo tiempo pierden sus tan merecido beneficios. Comenzando el primero de octubre del presente año, los empleados de los centros de cuido de niños tendrán menos días de vacaciones, perderán derechos adquiridos por antigüedad y días por enfermedad.

Además, por primera vez, todos los empleados estarán obligados a contribuir el 15% de la prima de un plan de seguro de salud que podemos describir como mediocre. De no ser que el empleado pueda probar que el seguro de su pareja cubre sus gastos médicos, éstos tendrán que comprar el presente plan que resulta sumamente costoso.

Este mandato está obligando a empleados a tener que renunciar. Por ejemplo, tenemos el caso de una ayudante de profesora a tiempo parcial con un salario quincenal de $470, quien bajo este mandato tendrá que pagar $76 por persona o $234 por un plan familiar, más las cuotas de su unión en adición a los gastos de alquiler y comida para su familia.

Podríamos encontrarnos en medio de un éxodo de empleados talentosos. Los padres quienes confían en los centros de cuido de niños financiados por la ciudad se verán obligados a dejar sus trabajos para cuidar a sus hijos, aumentando la asistencia pública y el costo de otros beneficios que ofrece la ciudad.

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