Defender la Acción Afirmativa
La Corte Suprema de Justicia discute actualmente una demanda en contra de que las universidades consideren la raza o grupo étnico en el proceso de admisión. Eliminar esta política tendría repercusiones negativas para estudiantes minoritarios en todo el país. Con el tribunal aparentemente inclinado en contra de la Acción Afirmativa, queda en manos de las comunidades defender las virtudes de esta medida y recordarles a los jueces la importancia de sostenerla.
El caso Fisher vs. Universidad de Texas comenzó a discutirse la semana pasada. La primera audiencia dejó claro que la oposición a la Acción Afirmativa ha ganado terreno: una larga lista de argumentos en respaldo de Abigail Fisher la estudiante que introdujo la demanda alegando que estudiantes minoritarios con menores calificaciones lograron entrar a la universidad, mientras que ella fue rechazada.
En la Universidad de Texas la gran mayoría de los estudiantes son escogidos a través de un sistema automático que selecciona a los graduados de secundaria que estén en el tope 10% de su clase. Como muchos hispanos y afroamericanos atienden las secundarias de Texas, el proceso automático permite conformar un cuerpo estudiantil diverso. El resto de los admitidos se escoge tomando en cuenta varios factores, entre ellos la raza, y el desempeño académico del estudiante. Fisher no estaba dentro del 10% y tenía un SAT menor al exigido por la Universidad. Aun así ella alega que fue rechazada por ser blanca.
La Corte va a revisar cuidadosamente el proceso de admisión de la universidad en cuestión. Pero recordemos que la decisión impactará las políticas de universidades a nivel nacional, y en estado menos diversos que Texas.
Usar la raza o el grupo étnico en la consideración de solicitantes es una medida que se tomó en los 60s para controlar factores externos que reducen la competitividad de estudiantes minoritarios como una manera de reconocer las disparidades económicas y sociales que dividen a los grupos raciales en America.
Desafortunadamente, décadas más tarde, estas disparidades persisten y seguimos viviendo en una sociedad demasiado dividida en colores.
