‘Cloud Atlas’ es un filme tan original como arriesgado (Video)
La imágenes de 'Cloud Atlas', la atención a los detalles escénicos y su elegancia formal seducen y maravillan.
Hay mucho que apreciar en Cloud Atlas. Tanto que, mientras uno contempla esta magna producción de tres horas, que traslada al espectador de un siglo a otro, de escenarios legendarios a paisajes futuristas, no deja de preguntarse: qué exactamente está viendo, si una obra maestra a descubrir en años venideros o una cinta fallida, que hay que respetar, pero nunca halagar en exceso.
Sí, ya sé que este comentario previo no solo es ambivalente, también puede resultar confuso. Al igual que Cloud Atlas.
Explicar el argumento de esta adaptación de la novela de David Mitchell llenaría no solo esta página, sino también toda la sección de ¡holaLA!, por lo que es mejor resumirlo todo de la siguiente forma: la acción va y viene del Pacífico Sur en 1849 a la Escocia de 1936; del San Francisco de 1973, a la Inglaterra de 2012, al Nuevo Seúl de 2144 y, finalmente, a un lugar indeterminado tras una aparente guerra en 2321 y… a Hawaii en 2346.
Todo ello combinando personajes —con actores que dan vida a varios de ellos a través del tiempo (atención: no son los mismos personajes, o almas, que solo pueden ser identificados por una marca en su piel)— que inician romances, enfrentamientos o revoluciones con el objetivo final de descubrir que la igualdad e individualidad son ingredientes que mantienen a flota a la Humanidad.
La puesta en escena de los hermanos Wachowski, Lana y Andy (The Matrix), secundados por Tom Tykwer (Run Lola Run), que se dividieron los distintos capítulos que integran la narración, resulta, simplemente, fascinante.
El preciosismo de sus imágenes, la atención a los detalles escénicos y su elegancia formal seducen y maravillan.
Los actores, por su parte, se sumergen en sus numerosas actuaciones —Tom Hanks, Hugh Grant y Halle Berry encarnan a seis personajes, mientras que el extraordinario Ben Whishaw da vida a cinco y Susan Sarandon a cuatro— con desafiante energía y pasión.
Mientras, el guión deambula entre una pretenciosidad pseudo-literaria y una filosofía simplona, pero que en ocasiones alcanza indiscutibles momentos de emotividad —la relación entre Robert Frobisher (Whishaw) y Rufus Sixsmith (James D’Arcy), que tiene lugar en Escocia— y efectividad —los episodios en San Francisco y Nuevo Seúl—.
Cloud Atlas —clasificada R— no es una película fácil operfecta. Pero nada de eso debería mantener al espectador temeroso de darle una oportunidad. Se la merece.