Gran victoria, enormes retos
Ahora que ganó esta larga, costosa e impredecible carrera electoral, el Presidente Obama tiene mucho que lograr en los próximos cuatro años. Su segundo periodo debe dejar en pie una infraestructura que conlleve a la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de la clase media.
Es esa promesa, esa esperanza, lo que a fin de cuentas convenció a hispanos de todo el país de darle un sólido apoyo a Obama.
Falta analizar el resultado electoral en cada estado para conocer con exactitud la participación de grupos específicos, pero no hay duda de que los hispanos moldearon la agenda de los candidatos e influyeron el final de esta contienda. El desenlace en estados clave para ganar esta elección como Nevada, Colorado y Florida demuestra el creciente poder del voto latino.
Lo que viene ahora no es fácil. Con este fracaso, la maquinaria republicana aún en control de la Cámara Baja pone su ojo en recuperar la Casa Blanca en 2016. En este ambiente, se espera que Obama enfrente un nivel de intransigencia y obstruccionismo por parte de líderes republicanos incluso peor al que marcó la agenda legislativa de los últimos dos años.
Obama deberá usar su mejor músculo político para cumplir con sus promesas, entre ellas: asegurar la extensión de recortes fiscales para familias de clase media; reformas sensibles a Medicaid y Medicare que protejan servicios críticos; y consenso para lograr cambios sensibles a las obsoletas leyes de inmigración, incluyendo la aprobación del Dream Act sólo para mencionar algunos de los puntos principales en la agenda doméstica.
El mejor candidato ganó esta elección. También entendemos los retos que se avecinan. Por eso es importante que los hispanos organizaciones, líderes , funcionarios electos y miembros de la comunidad continúen unidos en la lucha por asegurar que nuestras necesidades estén incluidas en las prioridades de este nuevo gobierno. El resultado de esta elección es nuestro mejor argumento. Los funcionarios electos nos tomen en serio.
