¿Qué terminaría con la disputa en el Medio Oriente?

¿Por qué atacaron a Jerusalén? me preguntó mi hija. Cuando sale a flote este tipo de preguntas, uno no sabe por dónde y/o cómo empezar a discernir la respuesta.

El conflicto palestino-israelí sobre el territorio de Jerusalén es un problema que encierra miles de años.

Para empezar, Jerusalén es cuna de la religión judía y de su civilización.

De acuerdo a las escrituras bíblicas, David, rey de Judea, aproximadamente 1,000 años antes de Cristo (AC), unió a los pueblos israelitas y estableció a Jerusalén como su capital. Su hijo, el Rey Salomón la llevó por el camino del desarrollo y produjo el periodo más pacífico de su historia precapitalista y premoderna.

Después vinieron las divisiones entre los propios israelitas y las invasiones de sus vecinos. Inicialmente por los persas, luego por los macedonios y griego de Alejandro Magno, después por los Romanos y finalmente por los otomanos.

A pesar de las invasiones y azotes de la guerra, Jerusalén siempre mantuvo su imagen sacrosanta.

Por otra parte, en esta ciudad se inició la religión cristiana. Los romanos, paradójicamente, acogieron al cristianismo como religión de Estado y la expandieron a otros lugares del mundo.

Para los islámicos, Jerusalén es también una tierra sagrada. Solo Meca y Medina la desplazan en importancia. Según las escrituras del Corán, fue Jerusalén en donde Mahoma, profeta islámico, ascendió a los cielos después de un viaje largo desde la Mecca.

Por consiguiente, Jerusalén es la cuna de tres religiones monoteístas que tienen las mismas raíces históricas, pero que, debido precisamente a esos legados religiosos, sus habitantes conviven en crisis políticas y bélicas que nunca desaparecen.

Por todas las contrariedades existentes, los diversos países del mundo no aceptan a Jerusalén como capital de Israel. Muchos de ellos tienen montado sus embajadas en Tel Aviv, considerado su centro industrial y económico.

Sin embargo, existen tres propuestas de paz para resolver el conflicto Palestino-Israelí sobre Jerusalén.

Inicialmente está la solución llamada “Soberanía Dividida”, la cual implica la división de Jerusalén en dos entidades geográficas. El oriente para Palestina y el occidente para Israel.

Lo anterior significa la devolución del Este de Jerusalén, el cual es un territorio invadido después de la Guerra de Seis Días de 1967. Israel considera inaceptable un trato de este tipo.

Luego está la concesión del territorio mutua de territorios. La Margen Occidental por parte de Israel a los palestinos, y Jerusalén por parte de los palestinos a los israelitas. Los palestinos se oponen a esta propuesta.

Finalmente está el plan de “Soberanía Funcional”, a través del cual se daría un poder especial a los concilios locales. Los judíos gobernarían en sus vecindades y los palestinos lo harían de la misma manera en las comunidades que dominan. Jerusalén se mantendría en custodia del gobierno de Israel.

Este último es la propuesta de la esperanza, aquella que terminaría la animosidad entre judíos, musulmanes y cristianos.

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