La actividad del volcán ecuatoriano Tungurahua se mantiene alta (Video)
La actividad eruptiva del volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador, se mantiene alta con más de 60 explosiones, temblores internos y emisiones de gases y ceniza, informó hoy el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional.
Quito.- También la presencia de un tremor (temblor leve) casi continuo supone que “algo pasa en el interior” de la montaña, especialmente por el movimiento de fluidos, explicó a Efe una fuente del Observatorio vulcanológico “Guadalupe”, que el IG tiene a unos diez kilómetros del coloso.
La actividad se presenta como un “sube y baja” en su intensidad, pero si se miran “las condiciones generales, se puede decir que es alta”, añadió.
De momento, agregó, se han observado una media de 2,5 explosiones por hora, aunque hay periodos en los que aparentemente baja su explosividad y otros en los que aumenta.
También explicó que las explosiones generan “bramidos” y “cañonazos”, algunos de los cuales han provocado la vibración del suelo y ventanales de algunas casas.
La emisión constante de gases y ceniza ha creado una nube que, por efecto del viento, se dirige hacia el suroeste.
Poblaciones aledañas como Choglontus, Cahuají, Manzano, Palitahua, El Altar, Puela, La Matriz, El Rosario, Santa Fe de Galán, San José de Chazo, Guanando e Ilapo han registrado caída de ceniza.
El pasado viernes y luego de tres meses de relativa quietud, el Tungurahua inició un nuevo pulso eruptivocon explosiones y el descenso de flujos piroclásticos (rocas candentes).
Durante el pasado fin de semana la ceniza alcanzó a ciudades como Ambato, Pujilí y Latacunga, esta última a más de 30 kilómetros de distancia.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) de Ecuador declaró el domingo en “alerta naranja”, la segunda de mayor nivel, tras la roja, a las zonas identificadas como peligrosas en las provincias de Tungurahua y Chimborazo, que comparten la montaña en sus límites.
El Tungurahua, de 5.016 metros de altitud y situado a unos 80 kilómetros al sur de Quito, empezó su actual proceso eruptivo en 1999 y desde entonces intercala periodos de alta actividad con lapsos de relativa calma.