Cómo hacer que los celos no destruyan tus relaciones

Los celos, como todo sentimiento, son difíciles de racionalizar. Sin embargo, podemos entender que,…

IM_20121220_SKYWORD02_312209798

Crédito: Flickr.com

Los celos, como todo sentimiento, son difíciles de racionalizar. Sin embargo, podemos entender que, en exceso, dañan nuestras relaciones y pueden destruir nuestra propia familia, así que podemos intentar reprimirlos, pero es difícil porque lo que está en juego no surge sólo de nuestro cerebro, sino sobre todo de nuestro corazón. Por eso es necesario trabajar mucho con este sentimiento para favorecer el desarrollo de nuestras relaciones y, a su vez, hacer felices a los que nos rodean y también a nosotras mismas.

Es muy común que surja de alguna forma u otra este sentimiento tan angustioso cuando estamos en pareja. Esta emoción es fruto de una idea de posesión, de que alguien nos pertenece. Pero, de hecho, las relaciones sanas no se basan en poseer al otro, sino en el amor del otro hacia ti. ¿Cuántas veces alguien te ha admirado, te ha alabado o te ha amado, sin tú ser consciente de haber hecho nada para merecerlo? Ahí es donde radican los sentimientos más profundos y más duraderos. No por ser más posesiva la otra persona te amará más. Por otra parte, los celos son fruto de la propia inseguridad, de no poder evitar compararte con alguien por temor a sentirte inferior o a considerarte peor. La autoestima también es un sentimiento que, si lo trabajas, va ayudarte a ser menos posesiva y va a facilitar que tu relación sea más saludable.

Otro tipo de celos es el que existe entre hermanos, sobretodo la experimenta el primogénito ante la llegada del primer hermanito. Esta reacción es bastante frecuente, puesto que el mundo que tu hijo conocía hasta la llegada del recién nacido se desmorona y debe adaptarse forzosamente a una situación en la que, además, debe compartir protagonismo con un desconocido, para siempre. La clave está en darles las mismas demostraciones de afecto y de amor a los dos. Procura que tu entrega al bebé no deje en segundo plano al mayor, excluyéndolo. En ese sentido, en vez de marginarle, intenta involucrarlo en las nuevas tareas. Serán nuevas para él, pero no para ti, así que puedes enseñarle cómo ayudarte con el pequeño. Si él se ve útil, se siente protector de su hermano y es consciente de que el bebé le necesita, la relación entre los niños va a mejorar y se consolidará a medida que ambos crezcan. Además, si le haces ver a tu primogénito que tú cuentas con él y que el bebé no va a quitarle ningún espacio, y mucho menos tu amor, harás feliz a tu hijo y la familia estará mucho más unida.

Reprimir los sentimientos o dejarse manipular por ellos son dos extremos que no nos hacen bien en nuestras relaciones, especialmente dentro de nuestra familia. Lo importante es trabajarlos a partir de otros sentimientos, lejos del racionalismo. Todo tiene su antídoto, y los celos no son ninguna excepción.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain