No da ninguna señal de arrepentimiento
Condenado a 24 años por asesinar a hispano en una estación del tren en Queens
NUEVA YORK El acusado de matar a un hombre que salió en defensa de su hermano menor en una estación del tren en Queens, no mostró ayer la mínima señal de arrepentimiento, minutos antes de ser condenado a la pena máxima.
“Que Dios los bendiga y que tengan paz”, fue lo único que dijo Benjamín Moreira ante el juez Gregory Lasak, antes que se sentenciara de 24 años a cadena perpetua en prisión por la muerte de Darío Paiva.
Moreira, de 21 años, vestía una camisa gris clara y pantalones oscuros. Estaba esposado a la espalda y en las manos llevaba un libro que parecía ser una biblia. Al entrar a la sala, ni siquiera miró hacia donde estaban dos mujeres, que después fueron señaladas como sus familiares.
El pasado 3 de diciembre, el acusado fue encontrado culpable de asesinato en segundo grado, homicidio en primer grado, manipulación de evidencia y posesión criminal de un arma.
Según la acusación, alrededor de las 11:30 p.m. del 30 de julio de 2010, Moreira clavó un puñal en el pecho de Paiva, de 27 años, cuando éste acudió a defender a su hermano menor, Khristian Paiva, de 19.
El menor de los hermanos había sido atacado por el acusado y un grupo de amigos al salir de una tienda de video en la avenida Jamaica, cerca a la estación de tren en Forest Parkway. Paiva murió poco después en el hospital Jamaica.
En la sala judicial se encontraban varios familiares de la víctima que sollozaban al escuchar los testimonios.
“Usted mató a una persona buena, que hacía cosas buenas y que ayudaba a la gente”, dijo David Poggi, hermano mayor de la víctima dirigiéndose a Moreira, quien tenía la mirada fija hacia delante. “Todos los días siento dolor por lo que usted hizo y soy el hermano; no me puedo imaginar el dolor que sienten mis padres”.
Según Poggi, la vida de toda la familia cambió desde ese trágico incidente y así se reúnan y sonrían, siempre estarán con el dolor por la pérdida de Paiva.
“Mientras que usted está en la cárcel, nosotros estamos libres y me alegro que usted no lo pueda hacer. Qué lástima que la Ciudad no tenga la pena de muerte, porque si estuviera en mis manos, yo lo daría”, indicó Poggi.
De la misma forma, Kristian se dirigió a Moreira. “Honestamente, no hay nada que pueda decir para que nos calme este dolor para su familia a la que no conozco les deseo todo lo mejor”, concluyó el hermano menor de la víctima, mientras miraba hacia donde estaban sentados los familiares del asesino.
Después de escuchar los testimonios de los hermanos, el fiscal asistente Peter Lomp pidió al juez que le diera la pena máxima a Moreira por cada cargo y que la condena fuera dictara consecutivamente.
Por el contrario, Ann D’Elia, abogada defensora, le pidió al magistrado que le diera una oportunidad a su cliente. Que desde que estaba preso se estaba superando y que habría recibido el equivalente a sus estudios de secundaria (GED). Además, que la pena por cada cargo fuera concurrente, es decir que se juntaran en una sola.
“Si es verdad lo que dice su abogada, de que no le dé la pena máxima porque quiere rehabilitarse, déjeme decirle que para hacerlo el primer paso es reconocer lo que se ha hecho y pedir perdón a los familiares por el dolor causado. Y usted no lo quiere hacer”, dijo el juez Lasak y después le volvió a preguntar a Moreira. ¿Quiere decir algo a los familiares?.
“No, su señoría, sólo lo que ya dije”, indicó el acusado.
“Su abogada dice que no salió intencionalmente a hacer daño al alguien, ¿para qué sacó el cuchillo?, ¿para limpiarse las unas? O ¿tal vez para pelar una manzana? La cargaba para usarla y eso es ilegal el tener el cuchillo en su bolsillo lo hace responsable”, aseveró el magistrado y después dictó sentencia.
Al salir de la corte, Norma y Dante Paiva, padres de la victima calificaron a Moreira de “un animal sin sentimientos” porque no quiso pedir disculpas. “Tiene un corazón duro, ni siquiera la familia dijo nada”.