Garcetti necesita el voto latino para ganar
El aspirante a la alcaldía busca el apoyo de este sector de electores
Una alegre salsa recibe a Eric Garcetti en el restaurante cubano La Caridad. Es el Eric de siempre, de impecable vestir (estilo hipster) y amplia sonrisa. Sólo que ahora trae a cuestas el desgaste de una larga campaña electoral que posiblemente termine hasta el 21 de mayo.
“¿Cómo está el negocio?”, pregunta el concejal al propietario del local. “Más o menos”, le contesta Orestes García, quien recién movió su restaurante al bulevar Sunset, en Echo Park, luego de haber estado por 25 años cerca de las calles Alvarado y Temple.
Al lado de un cartel que dice “Dios bendiga este negocio” cuelgan dos reconocimientos que la oficina de Garcetti le ha entregado al establecimiento. “Para lo que se necesite estamos aquí”, le reitera García.
Para obtener la mayor cantidad de votos de los latinos que le ayuden a convertirse en alcalde de Los Ángeles, Garcetti ha estrechado ésta y miles de manos más durante los últimos años. Sabe que los políticos hispanos no han integrado una coalición que empuje su campaña, estrategia que contribuyó al triunfo de Antonio Villaraigosa hace casi ocho años.
El concejal, de hecho, perdió ocho puntos de los electores hispanos de diciembre a enero, bajando de 35% a 27%, según una encuesta de SurveyUSA, mientras crecieron las preferencias de sus contrincantes, el ex ejecutivo de una empresa de tecnología Emanuel Pleitez (seis puntos, el salto más grande), la concejala Jan Perry y la contralora Wendy Greuel (ambas subieron dos puntos).
También se le escapó un puñado de líderes de esa etnia, como la legendaria activista Dolores Huerta, la supervisora Gloria Molina, el concejal José Huízar y el presidente de la Asamblea John Pérez. Todos ellos están del lado de su acérrima rival, Greuel.
Garcetti no cree que eso le reste sufragios, poniendo como ejemplo que ni todos los latinos estuvieron con Villaraigosa, ni todos los negros con Barack Obama. “Muchos de los votantes no preguntan: ‘muéstrame tus respaldos’, sino ‘quién eres’ y ‘qué harías’. Eso es lo más importante”, resalta.
Pero su campaña no está dispuesta a ceder más espacios. Esta semana lanzará el primer anuncio televisivo en español de la contienda, donde echa más leña a la controversia sobre los resultados presuntamente inflados de las auditorías elaboradas por Greuel.
“Quiero que mi mensaje llegue a todas las comunidades”, afirma el candidato.
El comercial lleva un mensaje implícito en contra de la contralora, cuya tarea en los últimos cuatro años ha sido detectar malgasto y fraude en las agencias del municipio. “Identificar problemas es fácil. Resolverlos es difícil”, dice Garcetti en el anuncio.
La campaña de Greuel le regresó el viernes la bofetada, asegurando que el concejal miente sobre la creación de empleo en la región que representa. “El comercial de Eric definitivamente no es televisión real”, comentó John Shalman, consultor de la contralora.
Garcetti, de 42 años, fue electo al Concejo de Los Ángeles en 2001. Su distrito abarca Hollywood, Echo Park, Silver Lake, entre otros, conformando una de las regiones más diversas de la ciudad. Antes de entrar a la política fue profesor universitario. Su padre es el exfiscal de distrito, Gil Garcetti.
Su herencia mexicana le viene de su bisabuela Guadalupe, de tez “muy oscura”, que trajo el apellido Garcetti a Estados Unidos (borrando el propio, Delgado) luego que su esposo, un inmigrante italiano, muriera en la Revolución Mexicana. Sus críticos dicen que este parentesco es muy lejano y que sólo trata de sacar provecho en las urnas (los latinos constituyen el 33% del padrón electoral).
“Compito por la Alcaldía de Los Ángeles porque amo a la ciudad. Quiero que Los Ángeles y el Ayuntamiento trabajen, que esta economía avance. Y sé cómo hacerlo, porque tengo la experiencia”, asegura el edil desde una mesa del restaurante La Caridad.
Su sueño, dice, no está ligado a la política, sino a ser motor del progreso de su ciudad. Si gana la alcaldía, afirma, no la usará como trampolín para alcanzar otro escaño.
“Veo gente en la política que ya está lista para competir para la presidencia tan pronto como son electos al primer cargo. Para mí es el trabajo no el título, son las acciones no el puesto”, señala.