¿Se debe sentir pena por los Marlins? (fotos)

En los días posteriores al despido de Ozzie Guillén y otra purga de jugadores, los ejecutivos de los Marlins de Miami quisieron ser introspectivos sobre el presente del equipo y tratar de reconciliarse con sus fanáticos.

“Tal vez nos hemos alejado un poco del ‘método de los Marlins”’, dijo Larry Beinfest, presidente de operaciones deportivas de la franquicia. “En aquellos tiempos que ganábamos campeonatos de Serie Mundial, el énfasis era un pitcheo, defensa y maximizar nuestra producción con cada dólar debido a los condicionamientos que teníamos en cuantos a los ingresos”.

Lo cierto es que el concepto ‘método de los Marlins’, como tal, no existe. Franquicias como las de San Luis, Atlanta y Oakland sí se han ganado el derecho de presumir que tienen una impronta particular, pero no estos erráticos Marlins bajo su dueño Jeffrey Loria.

Este fue el equipo que en 2006 tuvo al Manager del Año de la Liga Nacional en Joe Girardi, pero éste recibió su premio al ser despedido luego de una solitaria temporada.

La novena que salió campeona en 2003, al año siguiente que Loria y compañía tomaron el control, lo hizo gracias al talento de peloteros establecidos como Iván Rodríguez y Mike Lowell, más la irrupción de Miguel Cabrera, Dontrelle Willis y Josh Beckett.

Pero los Marlins no han vuelto a una postemporada desde entonces, conformándose con raspar la marca de .500 con regularidad.

Recordamos todo esto porque los últimos tiempos en el sur de la Florida han sido mucho peores al encadenar temporadas consecutivas con más de 90 derrotas.

Y en este 2013 arrancan como candidatos para sobrepasar los 100 reveses, apenas un año después que eran el equipo que acaparaba portadas, que estrenó logo y era favorito para ir a los playoffs tras una inversión estratosférica en agentes libres.

Todo lo que tenía que salir mal salió mal al mudarse a su nuevo estadio en el centro de Miami. Quedaron últimos en la división Este de la Liga Nacional. Guillén fue cesado. Las tres grandes adquisiciones del invierno ?José Reyes, Mark Buehrle y Heath Bell? fueron transferidos a otros equipos. Los aficionados reaccionaron indignados.

El desmantelamiento empezó a fines de julio con el traspaso de Hanley Ramírez a los Dodgers y prosiguió con la salida de Aníbal Sánchez y Omar Infante a Detroit.

Al término de la campaña, Reyes, Buehrle y Josh Johnson fueron enviados a Toronto a cambio de prospectos. Se calcula que el costo de la nómina de 2013 estará entre los 38 y 40 millones de dólares, luego de comenzar 2012 con compromisos por 112 millones.

Aún perplejo por lo ocurrido, Reyes confesó que Loria le había prometido que su futuro en Miami estaba garantizado, que estuviese tranquilo. Hasta le recomendó que buscara vivienda en la ciudad. Dos días después, el torpedero se enteraba que era propiedad de los Azulejos. Por suerte, Reyes no compró la casa.

Un sano consejo para futuros agentes libres que firmen con los Marlins: pidan una cláusula para vetar canjes.

En fin, los Marlins han optado por tocar el botón de reinicio en su computadora.

Tienen un nuevo manager con Mike Redmond. Prenden velas para que jóvenes como Nathan Eovaldi y Jacob Turner se conviertan en pilares de una rotación en la que Ricky Nolasco es el único con una trayectoria comprobada, que los veteranos Plácido Polanco (con lesiones de espalda en los últimos dos años) y Juan Pierre aún sean capaces de aportar con regularidad y que el jardinero derecho Giancarlo Stanton —su única estrella— tenga paciencia al verse rodeado por una alineación que plantea más interrogantes que certezas.

Stanton reaccionó molesto tras la purga, con mensajes subidos de tono en su Twitter. Pero llegó resignado al campo de entrenamiento y respondió con madurez cuando le mencionaron que Reyes había dicho que sentía pena por su situación.

“¿De qué tienen que sentir pena por mí?”, se preguntó. “Estoy en Grandes Ligas. Me gano el sustento jugando un deporte”.

Stanton tiene 23 años y acumula 93 jonrones en tan solo 1,498 turnos al bate repartidos en tres campañas. Los rumores de que pueda ser transferido serán inevitables. Con estos Marlins nunca se sabe, por más que no será hasta el próximo receso cuando el toletero será elegible para el arbitraje salarial y su turno de agencia libre le toca tras 2016.

Por lo demás, Redmond tiene bastante trazado el equipo con el que comenzará la campaña. La única pelea por un puesto es la que libran el venezolano Gorkys Hernández y Justin Ruggiano por la titularidad en el bosque central.

El cubano Adeiny Hechavarría, parte del paquete en el canje con Toronto, promete mucho. El primera base Logan Morrison, el intermedista colombiano Donovan Solano, el antesalista dominicano Polanco, el jardinero izquierdo Pierre y el receptor Rob Brantly completan la alineación.

La rotación adolece de un as con todas las de la ley. ¿Nolasco? Lo sentimos, será el número uno, pero no es un as. El venezolano Henderson Alvarez, otras de las piezas adquiridas en el canje con los Azulejos, más Turner, Eovaldi y Wade LeBlanc completan el grupo. El cerrador es Steve Cishek, de rendimiento decoroso cuando Bell fracasó en la tarea en 2012.

Casi todos los expertos condenan a los Marlins al sótano de su división, pero nunca se sabe. Eso mismo se decía de los Atléticos de Oakland el año pasado, que ganaron su división pese a una modesta nómina, bajas significativas por lesiones y 12 novatos.

“Ya basta de hablar del año pasado”, dijo Redmond. “Ya pasó. Seguimos adelante. No importa lo que ocurrió el año pasado. Tenemos que concentrarnos en levantar y encaminarnos por la dirección correcta. Lo del año pasado no importa. Nos concentramos en lo que se debe hacer para el futuro, mañana y los días posteriores”.

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