Rubio está muy verde

La experiencia migratoria personal del senador es muy diferente al del indocumentado mexicano

Marco Rubio tiene una presencia agradable, es inteligente y es hijo de inmigrantes cubanos, por ello es latino.

Marco Rubio tiene una presencia agradable, es inteligente y es hijo de inmigrantes cubanos, por ello es latino. Crédito: Archivo / AP

Burbujas

Tras la campaña presidencial de 2012, como por milagro, creció la importancia del voto latino, que por falta de interés, no exento de gotas de racismo de ciertos Republicanos, había sido descuidado por ellos. Se alarmaron al ver que ese voto, en rápido crecimiento, que años atrás se dividía casi en partes iguales entre ambos partidos ahora se había volcado a favor de Obama.

Había que buscar la forma de recuperarlo para asegurar una mayor votación latina para los Republicanos en campañas próximas.

Una señal del deseo de querer congraciarse con los latinos fue el nombramiento de Marco Rubio, el joven senador por Florida, para refutar el informe anual sobre el Estado de la Unión del presidente; una misión de gran visibilidad y prestigio.

Marco Rubio tiene una presencia agradable, es inteligente y es hijo de inmigrantes cubanos, por ello es latino. Me parece que tiene futuro aunque en la actualidad está aun más verde que un limón.

No dudo que si lo cuidan podrá llegar a ser una pieza muy importante en el ajedrez Republicano y el campo latino.

Pero hay cosas que decir sobre todo esto…

Me ligan a Cuba cariño y dos años y medio de mi vida. Uno bajo Batista, el dictador de entonces y año y medio bajo Fidel Castro, el dictador desde entonces.

En ese lapso Fidel estuvo viviendo algún tiempo en el Hotel “Havana (sic) Hilton” cuando yo era uno de los altos ejecutivos de Hilton International y también residía en nuestro hotel.

Nos visitaban con frecuencia Raúl Castro, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Chaumont y otros revolucionarios.

Así que conozco la tela…

En esos años supe de gentes que habían huido a México por temor a la represión batistiana y más tarde hubo cientos que dejaban todo para salir de una Cuba gobernada por Fidel; usaban todos los medios posibles para huir, especialmente a Miami.

El enfrentamiento ideológico y de poder entre los Estados Unidos y el bloque comunista encabezado por la Unión Soviética, que incluía a Cuba, hizo que aquí se abrieran las puertas a los cubanos que quisieran abandonar la isla.

Como medida política, además de sanciones económicas, los Estados Unidos emitieron una ley de excepción para que todo cubano que pisara territorio estadounidense fuera, automáticamente “residente legal”.

¡No hay indocumentados cubanos!

El inacabable flujo de refugiados de Cuba se volvió un problema para los Estados Unidos. Había que buscar la forma de impedir que llegaran más y más.

Recuerdo las protestas en Miami ante las acciones para impedir la llegada de los balseros que, con riesgo de sus vidas, trataban de arribar a La Florida en busca de su libertad y eran detenidos en alta mar por la marina estadounindense y forzados a volver a Cuba. Todo para evitar que pisaran territorio estadounidense.

Una vez aquí ningún cubano teme ser deportado, no tiene que vivir en la sombra ni corre el riesgo de que su familia sea desintegrada.

Lo anterior le da a la inmigración cubana un carácter totalmente distinto a la indocumentada de México y Latinoamérica.

No sé si Marco esté consciente de todo lo anterior.

Marco habló en su respuesta a Obama del trabajo y las penalidades que tuvieron que pasar sus padres, tras llegar de Cuba, para levantarse, subsistir y darle educación a él.

Nunca ha sido fácil inmigrar y es admirable como los cubanos han formado su propia Cuba en Miami.

Ahora Marco forma parte de la comisión bipartita de ocho senadores que, se supone, van a proponer un camino para la reforma migratoria, que él, por razones naturales, solo puede ver en función de la experiencia cubana.

Rubio carece de la amarga experiencia de muchas familias de inmigrantes indocumentados cuyo futuro están discutiendo él y siete senadores mas; tratan de encontrar un camino para una reforma migratoria que pudiera ser aceptada, tanto por el Congreso como por Obama.

A su vez el presidente está trabajando en algo similar y ofrece el no enviar una iniciativa al Congreso si los “ocho” logran algo positivo.

Y aparece de nuevo el novato. Sin ninguna necesidad, a no ser la de oírse hablar, Marco declara: Cualquier propuesta que haga Obama en el campo migratorio está muerta de antemano.

En un Congreso que padece de parálisis partidista, no dudo que resulte así, pero condenar una iniciativa al fuego sin conocerla es triste politiquería que Rubio no debería hacer; no por ahora cuando menos.

A los que hablan mucho los quema la crítica y hay que evitar que lo hagan… pero no, Marco habla nuevamente —a todos los políticos les fascina oírse— y dice “hay que asegurar la frontera”, cosa sabida y cosa usada mil veces para evitar tener que encontrar una solución al problema migratorio.

Creo que Marco nunca ha recorrido esos 2,200 millas de la “línea”, para siquiera poder entender la frontera que es un mundo por separado.

Para mi hay dos problemas relacionados pero con soluciones diferentes. Uno: Legislar para una ley de migración con que se pueda regularizar a los inmigrantes indocumentados que ya están aquí, y dos: La casi misión imposible de segurar la frontera, tanto para evitar mas migración ilegal como el contrabando de drogas y armas.

Espero que la comisión en que participa Rubio se dedique al primero de esos problemas y deje que el otro lo resuelva el gobierno federal… si puede.

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