‘Milagrosas’ curas con celulas madre
Con procedimientos relativamente sencillos sanan enfermedades
SAN FRANCISCO. Benjamín Aguilar mira hacia el cielo y suelta un suspiro de alivio. Es la primera vez que puede salir con sus amigos, y respirar el aire fresco de la primavera que comienza.
Hace 100 días recibió un trasplante de células madres que curó la leucemia fulminante que le atacó prácticamente de la noche a la mañana el verano pasado.
Lo más sorprendente es que nunca imaginó que ante la falta de donantes latinos en el país, que fueran compatibles con su DNA, su nuevo sistema inmunológico, que adquirió a través de las células madres que le trasplantaron, vendría del Sur de Europa.
“Muchas veces me pregunté si alguna vez recibiría ese trasplante”, dice.
A sus 19 años, Benjamín Aguilar era un saludable estudiante de negocios en la Universidad de Arizona que había jugado cuatro años futbol americano en la preparatoria.
En honor a su nombre, era en realidad el Benjamín de su familia, el único varón, el más chico. Los padres lo habían criado con los mejores cuidados y enviado a las mejores escuelas luego de perder al hijo mayor en un accidente.
Por eso cuando en agosto de 2012 comenzó a sentir náuseas cada vez que comía algo y tras una revisión médica que le detectó leucemia, el hijo menor puso a temblar a toda su familia.
“Me dio miedo, pero lo acepté. Los doctores me dijeron de la posibilidad de un trasplante de médula ósea, células madres, o de algunas opciones más riesgosas como los fluidos embrionarios”, recuerda.
Con el apoyo de Be The Match, el registro mundial que ha facilitado más de 55,00 trasplantes de células madres y médula ósea. Gustavo y Bertha Aguilar, los padres de Benjamín, se embarcaron en una cruzada nacional y por México para encontrar no sólo un donador para su hijo, sino para muchos otros latinos en espera de un trasplante.
“Sus dos hermanas no resultaron compatibles. Nosotros no calificábamos por la edad y porque los padres no suelen ser compatibles con los hijos. Y era muy difícil encontrar un donante latino”, cuenta su padre.
De acuerdo a Trina Brajkovich, ejecutiva del registro nacional e internacional Be The Match, sólo el 10% de los 945,000 registrados para donar en el país son hispanos.
Así que los padres de Benjamín se fueron a las escuelas donde había asistido su hijo, iglesias y a los medios de comunicaciones en español en busca de los donantes latinos. “A recomendación del padre de mi parroquia, les hacíamos ver a los latinos que no era una donación de dinero, ni de órganos sino que con una sencilla prueba de saliva, en cinco minutos sabríamos si eran compatibles”.
En México lograron registrar a 200 entre amigos y familiares.
Y el milagro se hizo, Benjamín Aguilar recibió un trasplante de células madres el 12 de diciembre de 2012.
Para sorpresa de sus padres, la donación vino de donde menos se esperaba, del Sur de Europa. “Siempre pensamos que sería un donante latino de Estados Unidos o México”, cuenta Gustavo Aguilar, un profesor jubilado.
“Los médicos me explicaron que aunque inicialmente se busca un donante de médula ósea, en el 90% de los casos la donación termina siendo de células madres. Un proceso que consiste en extraer sangre del donante con una máquina, separar algunas de sus células madres y regresarle la sangre (al donante)”, explica.
Las células madres extraídas se le inyectan al paciente como una simple transfusión de sangre.
Hace unas semanas, 90 días después del trasplante, una biopsia arrojó que Benjamín estaba libre del cáncer en la sangre.
“Me siento muy bien, con energías, no me canso. El doctor dice que tenemos que cuidar en los siguientes meses que el nuevo sistema inmunológico que me pusieron no ataque mi cuerpo”, explica entusiasmado.
Para ello, Benjamín tendrá que tomar medicamentos por varios meses y deberá protegerse del sol y de no acudir a eventos donde haya multitudes. “Si bien los medicamentos sirven para ayudar a que el nuevo sistema inmunológico trasplantado se adapte al cuerpo de Benjamín, los efectos secundarios lo hacen susceptible a peligrosas infecciones”, explica su padre.
Benjamín está animado y muy agradecido.
“Con mi familia, con Dios, con mis amigos, con toda la gente que me ayudó. Estoy emocionado de comenzar mi vida otra vez. Y espero un día conocer a mi donante”.
Y con el ánimo de animar a a cada vez más latinos a registrarse como donantes de médula ósea y celulas madres, el padre del muchacho dice: “Es tan poco el esfuerzo y el tiempo que tienen que poner. Es sólo sangre o en el caso de la médula, un pedazo que van a reponer muy pronto; y a cambio, es maravillosamente grande el bien que hacen al salvar una vida”.