Yoani Sánchez llegó, vio y conquistó

Yoani Sánchez no insulta a nadie y repite a la saciedad que lo que busca es libertad de expresión y democracia

Cuba

El viaje de la disidente y blogera cubana Yoani Sánchez al corazón del exilio cubano donde viven más de un millón de exiliados cubanos puede compararse con la invasión de Julio César a Europa y Gran Bretaña. Ambos llegaron, vieron y conquistaron. César lo hizo con las armas; Sánchez con palabras.

Hace una década no hubiera sido igual. Hoy la reciben con aplausos cerrados y la tratan como un artista de cine que con palabras sencillas pero profundas está erosionando fuerzas al gobierno totalitario que rige en Cuba hace más de medio siglo.

Leer sus comentarios tiene impacto. Verla en persona es emocionante. Habla despacio, bajito; casi como un bolero. Nunca pierde la paciencia, aun cuando alguna u otra pregunta viene de personas mal intencionadas. Un infiltrado le preguntó durante su conferencia en Florida International University si ella no contaba con privilegios en Cuba que el pueblo no tenía. El hombre, que no dio su nombre, dijo que ella vivía en una buena casa y que hasta tenía un celular moderno.

Sánchez le agradeció la pregunta y explicó que su esposo había trabajado en una micro-brigada por cinco años para construir su residencia y que después tuvieron que pagar hasta que fuese de ellos. Agregó que tenía una casa bella porque está llena de plantas y de libertad porque ahí iban muchos disidentes a hablar de los que hacían por el pueblo cubano.

Ella está acostumbrada a expresarse en 140 caracteres, que es lo que se permite en Twitter. Por eso no desperdicia palabras; no insulta a nadie y repite a la saciedad que lo que busca es libertad de expresión y democracia para Cuba.

También reclamó a los que dicen que los que viven fuera de la isla son un pueblo diferente. Pidió que pararan de dividir a los cubanos. Ambos grupos “somos cubanos y no necesitamos adjetivos que nos dividan”.

Más de 300 personas fueron a su conferencia en FIU. Es una de las muchas que ha dado en Miami, Washington, Nueva York, Europa y América Latina.

Sánchez habla sentada en una silla en el medio del escenario con una mesita a su derecha. Sus palabras fueron interrumpidas innumerables veces por los aplausos cerrados que le brindaron los allí presentes.

Hace muchos años que no veía algo similar en el exilio. He oído discursos de barricadas; discursos pidiendo la guerra contra Cuba. Muchos fueron muy buenos. Pero jamás había oído a alguien serrucharle el piso al régimen cubano con voz baja con un lenguaje que va erosionando pacíficamente las fundaciones del gobierno de los hermanos Castro. Ella sueña con una Cuba donde puedan vivir todos los cubanos.

Sánchez entiende que lo que dice perjudica al régimen cubano y admite que teme a lo que le pueda suceder cuando regrese a la isla. Pero dice que está protegida por su blog —Generación Y— y por todos los que en el mundo defiende los derechos humanos.

Cuando otro simpatizante castrista en la audiencia le preguntó por los cinco espías cubanos encarcelas en Estados Unidos y que si no creía que debían ser liberados y regresados a Cuba, ella le respondió con un cuento de familia. Dijo que su hijo Teo había llegado a su casa y le preguntó que si era cierto que la estrella solitaria de la bandera cubana tenía cinco picos, una por cada uno de los cinco “héroes” (como le dicen en Cuba a los espías condenados en Estados Unidos.)

Ella le respondió a su hijo que en Estados Unidos el sistema de justicia era independiente y que los cinco espías habían sido juzgados en público y condenados por haber dado información al gobierno de Cuba. Esta información ayudó al gobierno a derribar dos aviones de Hermanos al Rescate en el cual murieron cuatro cubanos. Ellos son criminales, no héroes dijo Sánchez.

Una vez más el auditorio en pie le dio un aplauso cerrado a Sánchez, la frágil mujer que predica democracia y libertad para el pueblo de Cuba.

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