Reportajes que dan horror

La nefasta noticia, como todas de esta índole, nos tomó por sorpresa. Dos artefactos explosivos habían interrumpido el Maratón de Boston. De acuerdo con lo que se difundía, estallaron cerca de las 2:50 p.m. del lunes.

La tele nos puso en la sangrienta escena de lo que se desarrollaba. Cumpliendo de esta manera su misión de ser lo más gráfico posible y a su vez perturbando lo que ya teníamos para concluir la jornada del día.

Nadie sabía lo que había ocurrido y se desarrollaba. El notición le ofrecía otra excusa a los que no habían rendido sus planillas al usurpador Gobierno federal.

¿Será sólo Boston el blanco del ataque? Un periódico neoyorquino comenzó a reportar en su página electrónica una docena de muertos. La errónea información elevó a 20 la cifra de víctimas.

Ese mismo tabloide dijo que el terrorista fue un saudita. Esa desinformación la escuché repetida por un bocón de la radio. Aún cuando la policía de Boston desmentía reportajes, éstos continuaban con la mentira.

Los de los canales de cable que operan 24 horas al día, que en estos casos trágicos son como vampiros que los invitan a un banquete de sangre, especulaban y repetían las tomas que ya habían mostrado por horas.

Los blogueros y tuiteros difundieron como certero lo que era especulación u opinión.

La orden para estos llamados reporteros es correr con la noticia, aunque lo que estén diciendo o escribiendo no sea cierto. Lo importante es decirlo o escribirlo primero.

Ayer se aprovecharon los políticos de Boston, NY y Washington para subirse a la tarima y prometer acción. Nadie sabe lo que pasó, pero todos dijeron algo.

Bajofuego@eldiariony.com

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