Las reformas estructurales
Se habla de hacer grandes cambios para que realmente no cambie nada
México
Un concepto recorre al país es el de reformas estructurales, este le llena la boca a tirios y troyanos y se repite hasta por aquellos que no saben qué quiere decir.
La estructura es aquello que sostiene a un sistema, trátese de las relaciones económicas básicas o hasta de lo que sostiene a un puente, en este caso se habla de cambios que no modificaran las relaciones fundamentales, pero como el terminajo fue escogido para que un cambio suene pomposo se ha popularizado; de ahí mi aseveración de que estas reformas no tienen nada de estructurales.
Algunos consideran que al cambiar la constitución esto las hizo estructurales, pero la carta magna hace mucho perdió su condición de guía filosófica fundamental, se volvió instrumento de gobierno, por ende sus cambios no son estructurales aunque sean de alto impacto.
¿Por qué el gobierno ha iniciado una batería de iniciativas que se aprueban al vapor, sin debate, sin consenso?
El acuerdo de los partidos que son repudiados por la mayoría difícilmente puede considerarse un acuerdo nacional. En efecto es un pacto, pero de los repudiados por la sociedad. Posiblemente Peña este tratando de ganar legitimidad frente a una elección dividida y una acusación no resuelta de compra de votos. ¿Justifica esto que se promueva y apresure leyes cuyo impacto futuro se mide de manera deficiente y que ya muestran tensiones sociales y conflictos que se desbordan? Es preocupante que distintos funcionarios anuncien impactos no coincidentes de las reformas, ¿habrán hecho estudios que no coinciden? La reforma laboral, tal y como indicaron expertos, ha arrojado más desempleo y no ha ayudado a reactivar la economía.
¿Será que una vez más el gobierno impulsa decisiones que ocultan propósitos políticos que se promueven ofreciendo metas que no son verdaderas y que por ser distractores no se cumplen, confiaran en que la sociedad no tiene memoria y que no sucede nada aunque se haga el daño.
Agrava este cuadro el hecho que esas reformas se acordaron en secreto, en lo obscurito donde parece ser el terreno preferido de los políticos, ahí se sienten a gusto; tal vez si se hubieran discutido abiertamente incluyendo a múltiples actores se hubiera reducido la oposición conservadora, a menos que algunas de las movilizaciones que vemos respondan también a consideraciones políticas ocultas.
Ya antes de aprobar la de telecomunicaciones había empresarios preocupados porque podía implicar una regresión. ¿Estamos de nuevo ante una ley aprobada para beneficiar a una de las partes? Porque parece que alguien propone y los cabilderos disponen.
Algunas reformas son necesarias otras no. Tal pudimos haber tratado de que se cumplan las leyes como premisa inicial y no dar tantos brincos. Por ejemplo, ¿qué tal si se aplica la ley anti monopolio?
Echémosle un ojo rápido a algunas reformas.
Educativa. ¿Evaluar maestros no es reforma estructural? Aumento de salarios y condiciones de trabajo y estudio se acercaría más y ya el PAN plantea opciones de castigo y no de construcción de un mejor sistema.
Telecomunicaciones. Los expertos primero brincaron de felicidad y luego se retractaron. Una cosa es lo que dice el Pacto por México y otra lo que dicen los cabilderos. Empresarios alertaron contra regresión. ¿A qué empresa se beneficia en realidad?
Hacendaria. Fuera de la sed desmedida por recursos, si no se promueve la distribución de la riqueza en el paés más desigual de América Latina de poco valdrá.
Ley del IMSS dirigida al aumento de cuotas y recuadación, ¿y la salud apa? Hoy en día se pagan las cuotas y se asiste a un médico particular porque el sistema no funciona.
Ley general de cultura física y deporte busca concentrar poder en el corrupto comité olímpico.
La iniciativa de control de deuda plantea controlar la deuda dándole más poder a secretaria de Hacienda, se refuerza el centralismo mientras ignora atacar las causas del endeudamiento. Modificar las relaciones de poder si es estructural, aprovechemos el momento para terminar con la simulación del federalismo, aunque esta no parece ser la dirección.
Si incidir en los grandes problemas nacionales es por medio de cambios constitucionales, ¿habrá que reformar la constitución para eliminar la corrupción? ¿Qué nos dice que este tema se haya pospuesto?
¿Qué harán con la reforma energética? Privatizar es cambiar la estructra, o reforzar la oligarquización del país en marcha desde hace varias décadas?
En toda esta historia del Pacto por México y las reformas “estructurales” brilla por su ausencia la sociedad. Ya la llamaran para que pague el costo y los platos rotos, mientras seguirán hablando por ella.
El gran riesgo es el Gatopardismo mexicano: reformar todo para que no cambie nada.