Llegan restos de Texas tras triple asesinato

NUEVA YORK — Una familia hispana de Brooklyn podrá recién hoy velar y darle cristiana sepultura a dos de sus seres queridos que fueron asesinados en Houston, Texas.

Los cuerpos de César Enríquez, de 36 años, y su sobrina Elizabeth Mayorga, de 18, fueron trasladados ayer a Nueva York. Los restos de la otra víctima, Anthonio Contreras, de 18 —novio de Elizabeth— quedaron en Houston donde vive su familia.

Lo que empezó como unas vacaciones en Texas para un reencuentro familiar, se convirtió en una tragedia tras el triple asesinato.

Contreras y Mayorga viajaron la última semana de marzo a Houston a llevar a su pequeña hija Evelyn, de cinco meses, para que conociera a sus abuelos paternos. A la misma vez, visitarían a Enríquez, tío de Mayorga.

Hasta el 17 de abril, todo era felicidad para la familia, según relató Héctor Enríquez, con quien mantenían constante comunicación.

“La noche anterior hablamos. Mi hermano le pidió una receta a mi mamá y estaba muy contento de que mi sobrina hubiera ido a visitarlos”, dijo Enríquez, desde su apartamento en Coney Island donde también vivía la pareja. “Esa mañana recibí una llamada de una compañera de trabajo de César para preguntar por mi hermano, porque se les hacía extraño que no hubiera ido a trabajar ya que era muy responsable, y que cuando faltaba siempre avisaba”.

La compañera de trabajo fue a la casa de César y al ver la puerta abierta y sangre en las paredes llamó a la Policía. Al llegar, los detectives encontraron los cuerpos de los tres adultos en un cuarto, cada uno con un tiro de gracia en la cabeza, según el informe del Departamento de Policía de Houston.

“Mi sobrina estaba tendida en la cama, mi hermano en una esquina de la habitación y el novio de mi sobrina atravesado en la entrada de la puerta… después fue que encontraron a la bebé ensangrentada debajo de la cama, estaba viva”.

Contreras y Mayorga estaban muertos. Enríquez sobrevivió el disparo y estuvo en estado de coma una semana hasta que la mamá viajó desde Nueva York y autorizó que lo desconectaran del respirador que lo mantenía vivo.

“La policía nos ha dicho que están investigando el caso, que hay dos versiones: que pudo haber sido un ajuste de cuentas, porque hay la posibilidad de que el chamaco que murió (Contreras) perteneciera a una pandilla”, dijo Enríquez. “La otra versión es que un ex novio de mi sobrina los mató, pero no sabemos quién pudo ser”.

Mientras la familia se preparaba para enterrar a sus seres queridos, pidió que el o los responsables paguen por el crimen. “Estamos destruidos”, aseveró Enríquez. “Sé que mi familia no va a regresar, pero quisiera que los apresaran [a los autores] para que paguen por lo que hicieron”.

El velorio será en la funeraria Cusimano, ubicada en el 2005 Oeste de la calle 6 —esquina de la avenida T— en Brooklyn. Mañana se realizará una misa de cuerpo presente en la iglesia de la Visitation, en el 96 de la calle Richards y después serán enterrados en el cementerio Greenwood.