Obesidad financiada

El Instituto Hispano de Washington, D.C. publicó un informe titulado, La obesidad: El gran reto de los hispanos en los EE.UU.. Va por la vertiente del pensar convencional que algunos grupos de la comunidad latina están muy unidos a la industria alimenticia.

Se ve cómo los intereses comerciales van inundando las tiendas con bebidas gaseosas azucaradas y otras comidas que contienen mucha sal y grasas. Las familias latinas presentan medidas demográficas favorables al incremento de estas ventas. Desgraciadamente, esto también contribuye en gran parte al problema nacional de la obesidad.

Entre las soluciones están:

El Instituto Hispano insta a las organizaciones hispanas nacionales a no aceptar fondos de aquellas compañías cuyos productos perjudican a las personas y para quienes estos grupos existen como defensores.

El informe del instituto se destaca con dar un paso más que sencillamente servir de una crítica más de los productos de la industria alimenticia. Entra también en los temas de su mercadeo y en las políticas de buena voluntad que fundamentan el apoyo que dan a las organizaciones latinas.

Es posible que se haya armado un buen lío recientemente cuando algunas organizaciones hispanas se pusieron del lado de las empresas de embotellamiento que se oponían a los esfuerzos por reducir la excesiva ampliación de las gaseosas azucaradas de muchas calorías del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. El ámbito pasa de ser un asunto de políticas a ser un asunto de interés privado porque las embotelladoras como la Coca Cola y PepsiCo han estado tan metidas en la financiación de organizaciones hispanas.

El alto contenido azucarado como importante elemento que conlleva a la obesidad por todo el mundo está probando ser cada vez más indiscutible. Lo indican los índices de diabetes. Incluso la Grocery Manufacturers Association ha respondido con mejorar las etiquetas de contenido nutritivo de la industria, tarea que se anticipa completará para fines del presente año. Su intención es de mostrarse como una medida de buena fe para mejor informar a los consumidores.

No obstante, el meollo del problema puede que no sea la nutrición, no del todo. Según la definición del Instituto Hispano, también se trata de cómo las corporaciones grandes alimentan a las organizaciones latinas nacionales de alto nivel. Algunos grupos comunitarios ponen en compromiso sus lealtades, o no perciben la diferencia entre su misión comunitaria y el servir a sus patrones que financian sus actividades.

Un colega mío, el doctor James Lamare, reportó sobre un evento realizado justo antes que el presidente Obama fuera a presentar un discurso ante el Congressional Hispanic Caucus Institute (CHCI). Primero salió un mensaje comercial de los patrocinadores del evento: AT&T, JP Morgan Chase, McDonald’s y Time Warner.

Entre otros temas, se ha criticado a algunas organizaciones latinas nacionales por su defensa de la propiedad de los medios sin regulación federal, tema que resulta ser más del interés de las corporaciones dueñas de medios que de los consumidores de medios latinos, y de mejor presentación de las noticias y la información.

Hay una preocupación creciente que dada la fuerza de los patrocinadores empresariales, el Consejo Nacional de La Raza, está más allegado a los gigantes de la industria que a los grupos que deberían estar protegiendo y a grandes rasgos al propósito latino.

Así como los dilemas políticos del pasado que no llegan a resolverse, el juego pasa ahora al otro tema, el enorme conflicto de interés, que va a ser sobre la obesidad. ¿Es del interés de quién tomar qué medida? ¿O no tomar acción alguna?

Se enmarcará el tema como una política pública. Pero la realidad – lo que está en juego – es quién nos alimentará con su opinión.

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