Agresión sexual militar

Las mujeres que integran las Fuerzas Armadas (FFAA) corren múltiples riesgos. Por un lado, está el enemigo para el cual se preparan para enfrentar, por el otro, el compañero en armas que puede hostigarlas sexualmente y violarlas en el momento menos esperado.

Esta es una situación inaceptable que se sigue propagando ante la incapacidad del Pentágono para lidiar con ella de un manera eficiente. La cifras retratan un cuadro muy preocupante.

Un sondeo informal anónimo del Pentágono reveló que mas de 26,000 efectivos militares dijeron ser víctimas de impropiedades en 2012. Solo 3,374 presentaron cargos, 594 de ellos fueron a una corte marcial y apenas 238 resultaron en convicciones. Al mismo tiempo, el Departamento de Defensa estimó que ha habido un incremento de 35% en el número de estos incidentes en los últimos dos años.

Las denuncias de estos casos caen bajo la jurisdicción del Código Uniforme de Justicia Militar, siendo procesados por la cadena de comando. Este sistema, según el secretario de Defensa Chuck Hagel, debe continuar porque mantiene la cohesión de la unidad. Sin embargo, esto no hace mucho por desalentar el acoso hacia las mujeres.

El colmo es el caso del teniente coronel de la Fuerza Aérea, Jeffrey Krusinski, quien fue arrestado recientemente por manosear mujeres. Krusinski encabeza la división a cargo de prevenir la agresión sexual, como tal en la práctica, uno de los oficiales a cargo de recibir las denuncias de acoso sexual.

La alternativa, según la propuesta de la senadora Dianne Feinstein (D-CA), es quitar estos casos fuera de la cadena militar de comando para que sean jueces civiles los que decidan. Si la justicia militar no puede lidiar con este tipo de delitos, es lógico que lo hagan quienes tienen experiencia con ellos.

Las mujeres que deciden entrar en las Fuerzas Armadas merecen el respeto de todos, especialmente de quienes comparten con ellas el honor y sacrificio de servir al país de esta manera. La estructura militar es la que debe protegerlas del abuso sexual en vez de ser un cómplice callado por no saber manejar estos casos. Estos delitos no pueden quedar impunes, por eso, si la justicia militar no actúa, es el momento de la justicia civil.

ImpreMedia/La Opinion

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