Lanzando a mi hijo al combate
Envié a mi hijo Saulito a Washington para unirse allá con la campaña de los niños. Llegará acompañado por otros jóvenes ciudadanos de los Estados Unidos que se han encontrado obligados a abandonar su país porque sus padres o madres, como en mi caso, fueron deportados. Van a apelar a los miembros del Congreso para incluir un derecho de regresar, de los familiares de ciudadanos y soñadores que han sido deportados. Con ellos también participarán niños ciudadanos y soñadores que viven en los Estados Unidos, pero cuyos madres o padres han sido deportados a otro país.
Aunque son muchísimos que han hecho el viaje a Washington para contar sus historias, el enfoque de esta delegación de niños es muy especial. Estamos tratando echar a un lado a los juegos políticos. Como dice Saulito, “los juegos son cosas de niños, no de políticos”.
El proyecto de ley del Senado mete millones de dólares en el aumento de “seguridad” en la frontera. Pero nosotros sabemos, porque es una cosa que vemos todos los días, que no hay medida en el mundo que puede prevenir que los padres se unan con sus hijos, y maridos y maridas con sus cónyuges. Aquellos millones invertidos en más seguridad en la frontera convertirán el acto de cruzar una caminata de la muerte, al menos que se establezca una forma legal en que estas familias puedan unificarse.
Ojala que los demócratas no están jugando juegos políticos con nuestras familias otra vez. Ojala que republicanos como Paul Ryan están actuando con seriedad en el tema de una reforma migratoria. El proyecto de ley en la Cámara de Representantes se debe mover adelante si vamos a parar las deportaciones y la separación de familias.
Los niños y soñadores van a reunirse especialmente con los integrantes del grupo de congresistas latinos. Esperamos podernos enterar de la verdad por medio de ellos de lo que sucede en Congreso, y luego llevar esta verdad a nuestras comunidades.
Saúl también llevará los chicos a la Casa Blanca para entregarle una carta al presidente Obama, que le exige que pare las deportaciones y la separación de familias mientras que en el Congreso se debate la nueva legislación. Mientras que progresan los aplazamientos para los soñadores, se ha incumplido la promesa de discreción procesal, para familias con hijos que son ciudadanos norteamericanos o soñadores.
Es duro para cualquier madre lanzar su hijo al combate. Saulito ha estado en esta batalla por la mayor parte de su vida. En México ha participado conmigo en la lucha para asegurar la seguridad de los migrantes que atraviesan todo lo largo de México para estar con sus familias en los Estados Unidos. A pesar de lo duro que es enviarlo lejos de mí, también sé que estar en la lucha lo ha convertido en una persona más fuerte. Quiero que lo que le queda de su infancia este llena de felicidad, pero también que crezca con valor e integridad, sin tener vergüenza de sí mismo, se su familia y de su pueblo.
Me da orgullo que ya es esa persona. Les imploro que recen por él y por los demás niños como van viajando a Washington.