Turistas pagan $20 por ‘cruce ilegal’ de México a EE.UU.

Durante tres horas y en la oscuridad de la noche son perseguidos por gangas de supuestos narcos, perros salvajes y guardias

Ningún inmigrante que lo haya hecho, tiene algo bueno que contar sobre los días que pasó cruzando ilegalmente la frontera de México a Estados Unidos. Y ese argumento es la punta de la lanza de quienes critican a un parque de diversiones mexicano donde por el equivalente a $20 se ofrece la “experiencia” de cruzar la frontera.

La “atracción” del Parque EcoAlberto, localizado en el estado mexicano de Hidalgo, no es nueva. De hecho, hace casi dos años que fue destacada en algunos medios. Sin embargo, en estos días, cuando el Congreso de los Estados Unidos evalúa un proyecto de reforma migratoria, varios medios norteamericanos han redescubierto “la experiencia” ofrecida en EcoAlberto. Y, aunque en el lugar hay piscinas de aguas termales y se ofrecen otros tipos de excursiones para disfrutar de la naturaleza, el destaque se lo lleva “La caminata nocturna”.

Se trata, como bien lo especifica el nombre, de un recorrido sólo realizado en las noches en el cual los participantes experimentan algunos de los peligros a los cuales se enfrentan los inmigrantes que toman la decisión de cruzar la frontera de México a Estados Unidos. Claro está, la experiencia es simulada, porque al primer grito de auxilio, un empleado del parque está junto a los turistas para auxiliarles.

Así las cosas, durante las poco más de tres horas que dura el recorrido falso hacia la también falsa “ciudad estadounidense de Dallas”, quienes pagan por ese viaje son perseguidos por perros bravos y alegados oficiales de Aduanas; tienen que huir de “gangas de narcotraficantes” que buscan secuestrarlos y finalmente cruzan un río. Contrario a los inmigrantes que han hecho el recorrido verdadero, éstos no tienen que enfrentar ni serpientes, ni escorpiones y menos arañas. Tampoco tienen que preocuparse por las condiciones del clima.

Antes de llegar a “Dallas”, se les colocan unas vendas en los ojos y tras caminar un poco más, completan las siete millas de “experiencia”.

Para los funcionarios del parque, se trata de ofrecer una experiencia distinta y no de promover la inmigración ilegal o hacer que las personas pierdan el miedo. En un reportaje con la cadena PBS destacan que las condiciones tampoco son similares a los peligros reales que enfrentan los inmigrantes no sólo una noche, sino las semanas que muchas veces les toma cruzar la frontera.

Pero esas explicaciones poco convencen a quienes rechazan este tipo de “entretenimiento”, pues según expresan a través de redes sociales y en programas televisivos de la televisión estadounidense, lo que han vivido los inmigrantes que cruzan la frontera es demasiado trágico para convertirlo en una casa de los espejos cualquiera.

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