Supersticiones que trascienden fronteras
NUEVA YORK — Leticia Matos no sale de su casa sin tres dientes de ajo macho en una bolsita, para alejar las malas energías.
Desde hace 15 años, eso es lo primero que mete en la cartera. “Lo hago automáticamente”, aseguró convencida de una superstición que le inculcó su madre en México y ya es una costumbre.
“Me va bien y estoy convencida que en parte es por el ajo”, admite sin vergüenza.
A través del tiempo, las supersticiones han traspasado fronteras y, aunque no todo el mundo cree en su efectividad, muchos inmigrantes latinos las traen de casa y las incorporan a sus rituales diarios.
La antropóloga Marta Moreno Vega, presidente del Instituto Cultural Caribeño de Diáspora Africana, aclaró que las creencias o prácticas de esta naturaleza están mal llamadas supersticiones. “No es distinto a que uno vaya a una iglesia y rece” por algo que quiere. “El concepto es el mismo”, precisó.
Para la experta, existe cierto prejuicio cuando se llama así a estas tradiciones, que no son consideradas como las creencias de religiones establecidas.
“Son parte de nuestra cultura y uno las lleva a donde va”, porque son transmitidas por generaciones y son “el resultado de la fe que se le ponga”, acotó.
Esa fe es la que Rubiela Montenegro profesa al colocar dos cuchillos en cruz, en el patio de su casa, para que la lluvia no arruine sus reuniones veraniegas. “Es efectivo, no es brujería”, admitió. “Eso lo hacía mi bisabuela en Colombia y si caía era una pequeña llovizna”.
Montenegro, que calificó sus agüeros como algo incorporado en su vida, dijo que no es la única en su familia. Su esposo Marcos no le pasa la sal a nadie. “Se dice que es presagio de que uno se peleará con la persona que recibe o entrega la sal”.
De igual manera, Emilia Duarte jamás coloca su cartera en el piso, por temor a que el dinero se le vaya. “Es como una señal de desprecio por el dinero”, añadió la dominicana, quien además siempre carga un billete de $1 doblado para asegurarse que nunca le falte el dinero.
Las creencias para atraer la buena fortuna financiera no son exclusivas de Latinoamérica y el Caribe, en cuyos países se acostumbra a recoger cualquier moneda que se encuentre en el piso (sin importar su denominación) para “proteger el bolsilo”.
En la práctica oriental Feng Shui se asegura que de no hacer esto, no se valora y se rechaza el regalo que hace el universo a esa persona.
Existen también los llamados “mufas” en los países del Cono Sur, en donde mencionar el nombre de alguien de “mala suerte” creen que traerá desgracias.
“No sé de dónde viene la costumbre”, comentó el uruguayo Pablo Ezcurra, pero cuando alguien nombra a un ‘mufa’ famoso, “los hombres agarramos un llavero y, si no hay uno a mano, inmediatamente nos agarramos los testículos”.
Si de alejar “la mala vibra” se trata, vale tener a mano el agua de San Ignacio, un santo que en Suramérica le atribuyen “el poder de alejar a personas indeseadas”.
Tocar madera, cuando se habla de algo y se pide que no ocurra. Proviene de la Santa Cruz, que era de madera y estaba apoyada en la tierra. La creencia incluye que no debe tocarse un objeto que tenga patas.
No pasar por debajo de una escalera apoyada contra la pared. Se atribuye a la formación triangular (la Santísima Trinidad) considerada un símbolo sagrado para los católicos, así como su relación con el patíbulo, porque siempre los condenados a muerte debían pasar por debajo de una escalera.
El número 13 es de mala suerte. Se remonta a la última cena en la que Jesús estuvo acompañado de 12 apóstoles. En algunos países el martes 13 lo consideran un día de no muy buen augurio, mientras que en otros —como en Estados Unidos— es el viernes 13.
Cruzarse con un gato negro. Estos animales se dicen que son portadores del mal.
Espejos rotos representan siete años de infortunios. En la adivinación, se les relaciona con la muerte, por lo que se recomienda a las personas no tenerlos en casa ni mirarse en uno de ellos.
Vestirse de amarillo, menos para una ocasión especial. Se asocia con el azufre que se supone hay en el infierno.
Barrer los pies. La creencia dice que si a quien se le barren los pies es una mujer soltera o viuda, ésta no se casará nunca.
San Antonio. Se le conoce como el santo de los imposibles, en algunos países las casamenteras tapan el niño en brazos de la imagen con un lazo rojo hasta tanto consigan novio. En otros países colocan la imagen con la cabeza para abajo.
San José. Protector de las familias, ayuda a salir adelante en momentos difíciles. Si se entierra una imagen al frente de la propiedad ayuda para que su venta sea más rápida.