Francia vive jornada tensa por choques raciales

Jóvenes se enfrentan a la Policía a quien acusan de discriminación

Los enfrentamientos en el suburbio parisino de Trappes crearon una situación tensa en Francia.

Los enfrentamientos en el suburbio parisino de Trappes crearon una situación tensa en Francia. Crédito: AP

París – Los enfrentamientos con fuerte sesgo racial entre jóvenes y policías en el suburbio parisino de Trappes disminuyeron en intensidad pero se extendieron a localidades vecinas, obligando al Gobierno socialista de Francia a mantener un importante operativo de seguridad.

Pese al apaciguamiento de la violencia del viernes y sábado por la noche, la revuelta en Trappes, 31 kilómetros al oeste de París, se adueñó de la agenda política, con acusaciones entre el gobernante Partido Socialista (PS) del presidente Francois Hollande y la oposición conservadora y ultraderechista.

“La calma está regresando gracias al compromiso de las fuerzas del orden. Es inaceptable e intolerable la violencia contra la policía y que no se respete su rol”, declaró el ministro del Interior Manuel Valls, en un desplazamiento sorpresa a una comisaría de Trappes atacada la noche del viernes.

Valls subrayó que mantendrá un operativo de seguridad “consecuente”.

El viernes, cientos de personas sitiaron la comisaría de Trappes para reclamar la liberación de un joven de 21 años, acusado de intentar estrangular a un policía que quiso verificar la identidad de su mujer, de 20 años, que portaba un velo integral, vestimenta islámica prohibida en Francia desde 2011.

La ley que prohibió el velo fue aprobada un año antes a impulso del expresidente conservador Nicolas Sarkozy, y veda el uso en público de las vestimentas llamadas burka y niqab, que cubren el cuerpo entero, más bien que el pañuelo para la cabeza que es habitual entre las mujeres musulmanas francesas.

El sábado, al día siguiente de su arresto, el joven acusado de la agresión a la policía fue liberado, pero los enfrentamientos se repitieron por la noche en Trappes y Elancourt, donde una veintena de autos fueron incendiados, incluido un patrullero.

En las primeras horas del lunes, grupos de jóvenes provocaron a los policías con petardos en Trappes, Guyancourt y Elancourt, donde algunos incendiaron contenedores de basura, pero evitaron enfrentamientos directos. Al entrar en la segunda semana de Ramadán, el mes de ayuno de los musulmanes, el ministro Valls llamó a “evitar las amalgamas”.

“No podemos confundir a la inmensa mayoría de nuestros compatriotas musulmanes con una minoría que querría imponer otra ley”, remarcó Valls, acusado este fin de semana de “incapaz”, “lento” o “laxista” por la oposición conservadora y ultraderechista.

La revuelta en plena temporada estival en un suburbio considerado como “sensible” por las autoridades, se transformó rápidamente en un tema político, que mostró una vez más los contrapuntos entre gobierno y oposición en Francia.

“El Gobierno niega la realidad, la burka no es un imperativo religioso, hay que actuar con mayor firmeza. Pero el gobierno nos trasmite un mensaje de laxismo”, disparó el presidente de la conservadora Unión por una Mayoría Popular (UMP), Jean-Francois Copé en la radio Europe 1.

“Sólo nueve detenidos en todo el fin de semana es demasiado poco”, criticó el diputado UMP Henri Guaino, considerando que en las protestas frente a la comisaria había “matones” y no “creyentes”, en declaraciones a la radio RTL.

Desde el ultraderechista Frente Nacional (FN), varios representantes alertaron sobre el riesgo de una nueva revuelta en los suburbios, tal como ocurrió en 2005.

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