Urge a Obama una reforma

Si no la consigue, pasaría a ser 'el Presidente de las deportaciones'

ANÁLISIS

Si la reforma migratoria vive o muere depende directamente ahora de la Cámara de Representantes, pero independientemente de lo que pase, el destino de esta ley afectará la reputación y el legado del presidente Barack Obama.

Recientemente el presidente Obama habló a la nación y dijo que el resto de su período lo pasaría trabajando por la economía. Pero, de acuerdo con expertos, la reforma migratoria puede ser vital para la lista de logros del Presidente una vez que se retire del puesto.

“El presidente Obama no puede aprobar esta ley por sí mismo, pero el resultado sí afectará su legado y la viabilidad del resto de su presidencia”, apuntó Michael Genovese, politólogo de la Universidad Loyola Marymount, quien afirma que a Obama le urge obtener algún tipo de reforma migratoria en lo que le queda de su período de Gobierno. “Los historiadores examinan la presidencia tomando en cuenta los compromisos asumidos, por lo que el presidente trabajó y lo que logró”.

“Si no lo logra, habrá una marca muy negativa en ese legado”, apunta.

Hasta ahora el presidente Obama se ha destacado en el aspecto migratorio solo por hacer funcionar la máquina de las deportaciones. Su Administración ha deportado a casi 1.7 millones de personas, expandido el programa Comunidades Seguras de 14 jurisdicciones que colaboraban con el gobierno federal a más de tres mil actualmente .

Eso le ha valido a Obama el ser conocido como el Presidente que más personas ha deportado en la historia reciente del país desde la repatriación de mexicanos entre 1929 y 1939 que, según cálculos, se acercó a los dos millones y en muchos casos ocurrió fuera de todo derecho a un proceso justo.

Según Genovese la estrategia migratoria de Obama fue una movida “calculada para inocularlo de las críticas de la oposición sobre ser débil en el cuidado de las fronteras, pero le salió mal, porque la oposición en su mayoría no ha actuado en relación a esta realidad”.

Los efectos de esta política de la Administración Obama no han cejado, y en las últimas semanas han aumentado las protestas en torno a los esfuerzos de llamar la atención sobre las familias divididas y la falta de una reforma migratoria.

Durante su campaña presidencial en 2008, Obama prometió aprobar una reforma migratoria en el primer año de su Gobierno.

“Puedo garantizarle que durante el primer año de mi mandato tendremos un proyecto de reforma [en el Congreso] que yo apoyaré con vigor, y que yo mismo promoveré. Y eso quiero hacerlo lo más rápido posible”, afirmó en mayo de 2008 frente a las cámaras de la red de televisión hispana más grande del país.

Obama tomó posesión de la presidencia ocho meses después de esas declaraciones en medio de la peor crisis económica después de la depresión de los años 30 y sus prioridades eran otras. Hacia el verano de 2011, tres años después de que el “Presidente del Cambio” subiera al poder, los grupos pro inmigrantes en todo el país estaban en pie de guerra contra las acciones de su Gobierno en el área de la ley migratoria.

“El gobierno de Obama ha creado una máquina de deportación que ha destruido a más de 1.5 millones de familias. Estas personas deportadas no son olvidadas y merecen regresar con sus familias”, afirmó esta semana en un comunicado la Alianza Nacional de Jóvenes Indocumentados NIYA, un grupo que ha adoptado medidas de protesta radicales contra el Presidente y sus deportaciones.

Esta misma semana, tres activistas “dreamers” asociados a NIYA intentaron entrar la país después de salir en días anteriores voluntariamente, generando preocupación y hasta críticas por parte de otros activistas pro inmigrantes que creen demasiado arriesgada la acción. Mientras grupos como America´s Voice ponen presión sobre los republicanos y el efecto político de su falta de cooperación en el tema migratorio, otros grupos de base mantienen la presión sobre el presidente Obama y sus deportaciones con la idea de que tome medidas por su cuenta para detener el efecto que el estatus quo tiene sobre la comunidad latina.

Por el momento, no parece que el papel del Presidente vaya a ser muy directo en la negociación de una reforma migratoria, aunque la Casa Blanca ha dicho que participaría más directamente en esta parte del proceso para aumentar la presión sobre congresistas.

“Muchos republicanos de la cámara detestan a Obama y si ven que trabaja directamente en un proyecto de ley o si empuja muy duro, probablemente alienaría a la mayoría de los republicanos, que prefieren oponerse a cualquier cosa que este apoye”, dicen expertos.

No obstante, es mucho lo que está en juego para Obama, coincidieron los expertos.

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