La ley y los secretos

El militar Bradley Manning fue condenado en una corte marcial por revelar información secreta.

El militar Bradley Manning fue condenado en una corte marcial por revelar información secreta. Crédito: AP

Esta semana fue condenado el militar americano Bradley Manning y, en Rusia, Edward Snowden recibió el asilo. Ambos han sido acusado de revelar secretos del gobierno estadounidense: Manning pasó secretos diplomáticos al sitio Wikileaks, y Snowden ha revelado como el gobierno norteamericano monitorea comunicaciones electrónicas.

Es fácil pensar mal de lo que hicieron Manning y Snowden. Ambos eran empleados del gobierno; Manning fue oficial militar y Snowden fue contratista para la Administración Nacional de Seguridad. Se habían comprometido a guardar secretos. Rompieron con esos compromisos sabiendo las consecuencias, y por eso merecen ser sancionados.

Pero hay que separar los actos de Manning y Snowden de lo que revelaron. No cabe duda que violaron sus contratos, y es posible que violaron la ley. Pero eso en si no implica que los secretos que revelaron deberían ser secretos.

Y ese es el dilema en estos casos. Quisiéramos suponer que el gobierno guarda en secreto solamente lo que debería ser secreto. Esa es una de las características de una democracia. ¿Pero cómo verificar esa supuesta sin saber lo que esconde el gobierno?

La respuesta oficial es que hay procedimientos que imponen límites sobre lo que puede hacer el gobierno –no pueden monitorear mi correo electrónico sin permiso de un juez, por ejemplo. Hay comités en el Congreso, cortes especiales, y otros mecanismos que supuestamente vigilan el gobierno sin revelar sus secretos.

Pero esos mecanismos son creaciones del mismo gobierno que están vigilando.

Es por eso que, de vez en cuando, aprovechamos de las revelaciones que no serían posible sin un acto que podría ser ilegal. Así es como nos enteramos del escándalo Watergate, del bombardeo ilegal de Camboya durante la guerra en Vietnam, del apoyo ilegal para los Contras en Nicaragua y, hoy, el monitoreo de comunicaciones electrónicas.

Los que revelan estos secretos casi nunca cortan un perfil heroico, y casi siempre están rompiendo la ley. Pero esos hechos ilegales casi siempre proveen un servicio público.

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