El camino diplomático

El acuerdo logrado entre Estados Unidos y Rusia sobre las armas químicas de Siria es una aceptable salida diplomática a esta crisis cuyo resultado se verá según el cumplimiento de un ambicioso calendario.

La participación de las Naciones Unidas en el proceso de desarme sirio, establecido por el acuerdo, le da una credibilidad mayor a la exigencia estadounidense de que el régimen de Bashir Al-Assad elimine sus armas químicas. Al mismo tiempo, coloca presión sobre Rusia al comprometer al presidente Vladimir Putin en este proceso.

Hay quienes ven este acuerdo como una derrota a la imagen del presidente Barack Obama por mostrarlo dubitativo y a la presencia de Estados Unidos por hacer repetidas amenazas de una acción militar y no cumplirlas. Irán, que tiene sus propios antecedentes con armas de destrucción masiva, vigila atentamente los desarrollos.

En realidad creemos que Obama ha desplegado una sabia paciencia para no tomar decisiones apresuradas. Al fin y al cabo, la Casa Blanca logró con su estrategia un proceso de desarme impensado en un primer momento. De todas maneras, es necesario mantener la opción militar sobre Siria abierta para que sirva de un incentivo para el cumplimiento del acuerdo.

Es muy temprano saber si el acuerdo será un éxito o solamente una táctica dilatoria. Las negociaciones en curso y el cumplimiento de plazos es la medición.

Lo cierto es que el carácter de una potencia como Estados Unidos n o se mide solo por el cumplimiento invariable de sus advertencias militares, sino también por su capacidad de combinarla con la diplomacia para obtener los efectos deseados.

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