El verdadero costo de NAFTA

Expertos en comercio internacional de Estados Unidos, México y Canadá se reunieron para reflexionar sobre las consecuencias del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), para los trabajadores, comunidades y el medio ambiente tras 20 años de su implementación.

El 1 de enero de 1994 fue el primer día de la implementación del tratado, y casi 20 años más tarde, las comunidades siguen sufriendo sus consecuencias. Los encuentros de hoy coincidieron con la reunión de la Comisión de Cooperación Medioambiental, el grupo encargado de supervisar los acuerdos medioambientales del pacto.

“Hacen falta cambios verdaderos”, dijo Alejandro Villamar, analista de política comercial de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC). “Veinte años de abandono de los temas medioambientales y las regalías a los inversionistas otorgadas por NAFTA son ahora insostenibles”.

Desde la firma de NAFTA, el aumento de la actividad industrial a costa del debilitamiento de las salvaguardas medioambientales y laborales ha perjudicado el clima global. Las emisiones de gases de calentamiento global se han incrementado en un asombroso 67.1% en México, un 13.3% en Estados Unidos y un 23% en Canadá.

“Casi 20 años de NAFTA y la evidencia es clara”, dijo Ilana Solomon, directora del Programa de Comercio Responsable del Sierra Club. “NAFTA trajo una expansión de la deforestación y el uso no sustentable del agua para apoyar la agricultura de exportación. Le otorgó enormes poderes a las corporaciones para confrontar salvaguardas medioambientales y climáticas en tribunales privados. Expandió la exportación de sucios combustibles fósiles en una era en la que debemos apartarnos de estos combustibles y avanzar hacia una economía de energía limpia. Los gobiernos deben aprender de la historia y abandonar la negociación de tratados que destrozan las protecciones de nuestros trabajadores, del agua, el aire y la tierra y nuestras comunidades en general”.

En Canadá las emisiones de carbono se han disparado y no ha habido ninguna normativa medioambiental significativa desde 1994, al tiempo que varias normas medioambientales existentes han sido atacadas como ilegales por parte de compañías de Estados Unidos por virtud del capítulo inversionista de NAFTA.

“Cuando Estados Unidos, Canadá y México firmaron NAFTA, las protecciones medioambientales quedaron oscurecidas por las verdaderas metas de los acuerdos de ilimitado crecimiento corporativo”, dijo Stuart Trew, especialista en comercio de The Council of Canadians. “Veinte años más tarde, está claro que las corporaciones norteamericanas no tenían nada de qué preocuparse. Y de remate, el actual gobierno canadiense ha desmantelado leyes medioambientales para atraer a nuevos inversionistas al petróleo bituminoso, el gas de esquisto y otros proyectos mineros contaminantes, los cuales también están supuestamente prohibidos por NAFTA”.

Pero la contaminación no es el único problema agravado por NAFTA. Muchos trabajadores han perdido sus empleos debido a los débiles estándares laborales de NAFTA.

“Veinte años más tarde, NAFTA continúa decepcionando a los trabajadores de los tres países” dijo Cathy Feingold, directora del Departamento Internacional del sindicato AFL-CIO.

Estados Unidos, México y Canadá están negociando con otros países de la Cuenca del Pacífico para extender los pactos comerciales por medio del llamado Acuerdo de Asociación Transpacífico. Grupos cívicos temen que este nuevo pacto expandirá los fracasos del modelo de NAFTA.

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