Herman Vidal triunfa como estilista en El Bronx

Una casualidad hizo que se convirtiera en uno de los peluqueros más buscados en su vecindario de Fordham.

Herman Vidal comenzó a los 21 años a meterse en el mundo de los estilistas.

Herman Vidal comenzó a los 21 años a meterse en el mundo de los estilistas. Crédito: Impremedia

NUEVA YORK —Una casualidad del destino hizo que Herman Vidal, de 63 años, entrara al mundo de la peluquería y se convirtiera en uno de los estilistas más buscados en su vecindario de Fordham, en El Bronx.

Nacido en Quito, Ecuador, Vidal emigró a Nueva York, a casa de un tío, en 1968, cuando tenía 21 años. La mala suerte quiso que al otro día de que él llegara cayera una tormenta de nieve, tan terrible, que paralizó toda la ciudad e hizo que Vidal se arrepintiera del viaje. “Yo llegué a llorar porque creía que me iba a morir en la nieve”.

Luego le consiguieron un trabajo en una fábrica de sillas, en Passaic, Nueva Jersey, pero sólo pudo aguantar tres meses. “Yo soy muy bajito, sólo mido 5′ 4″, y cuando veía esas cajas más grandes que yo que tenía que mover, me fui”.

Luego conoció a una familia puertorriqueña que le cambió la vida. La señora se llamaba Rosario y un día le dijo a Vidal que ella no tenía dinero para arreglarse el pelo, y él le propuso arreglárselo.

Vidal nunca había arreglado a ninguna mujer y el peinado que le hizo a Rosario quedó tan hermoso, que la señora le dijo: “Muchacho, tú tienes un arte en tus manos”, y ella lo llevó a una academia de belleza, lo inscribió, a los ocho meses Vidal se graduó y empezó a trabajar como peluquero hasta el día de hoy.

Entonces ser peluquero era algo innato en ti.

A mí me gustaba. Yo vengo de una familia muy pobre y recuerdo que en Ecuador yo me metía en los salones de belleza a mirar, pero nunca me atreví a hacerlo.

¿Quién te pagó el curso?

El gobierno. Yo sólo tuve que poner $400. Hoy día el curso cuesta unos $10,000 y no te enseñan casi nada.

¿Qué sabes hacer?

Relaxer (estirado), color, jheri curl (peinado rizado permanente y brillante), highlights (rayito), peinados de todo tipo, permanentes, y corto el pelo en cualquier estilo.

¿Cuáles son los servicios de peluquería que más te solicitan y cuáles son los precios?

Los colores o tintes, que cuestan unos $130 y los highlights, que cuestan de $70 a $75. Modestia aparte, los clientes dicen que soy muy bueno en los colores.

¿Tienes clientes hombres?

Sí, tengo muchos. Pero yo les hago el corte con tijeras, no con máquina de pelar.

Las mujeres tienen fama de ser muy delicadas con el pelo.

¿Cuál ha sido el mayor problema que has encontrado?

Yo nunca he tenido ningún problema con el servicio que doy. Pero en una ocasión di una recomendación que me enseñó a no darle consejos a nadie jamás en mi vida. Sucedió que una señora fue al salón y preguntó por un remedio para la caída del pelo y yo le recomendé que comprara un shampoo de ajo. Ella no encontró el shampoo de ajo y se le ocurrió comprar ajo, molerlo, y echarlo en una botella de shampoo. Cuando la mujer se lo puso, le salieron llagas en la cabeza y se le salió el pelo.

¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción como profesional de la peluquería?

Haber enseñado a muchas mujeres que han hecho carrera en peluquería. Hubo una, llamada Evelyn, que no sabía ni siquiera agarrar unas tijeras, la enseñé y hoy día tiene dos salones en Pensilvania.

Herman Vidal trabaja en el salón A&J Hair, en el 2383 de Grand Concourse.

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