2013: Importantes pérdidas para la cultura latina de EEUU
Nueva York — El 20 de enero, la ciudad amaneció con la inesperada noticia de la muerte de la dramaturga y periodista Dolores Prida (69). La columnista de El Diario/La Prensa, celebrada por su agudo análisis del acontecer social y político, falleció luego de participar en la celebración del 20 aniversario de LIPS, una agrupación para el empoderamiento de mujeres latinas.
Prida, quien nació en Cuba en 1943 y emigró a Nueva York en 1961, fue una de las primeras dramaturgas hispanas que se destacó en el activo movimiento teatral neoyorquino de la década del 80. Entre sus obras se cuentan Beautiful Señoritas, Cuatro hombres llamados José y una mujer llamada María, Botánica y Casa propia. Sus colegas y amigos aún no se reponen de esta entrañable pérdida.
El 12 de octubre, otra muerte sorpresiva: Oscar Hijuelos (62), primer latino ganador del Pulitzer, se desvaneció jugando al tenis en Nueva York y murió poco después sin recuperar la conciencia. Hijo de inmigrantes cubanos, había nacido en Morningside Heights en 1951. Su primera novela, Nuestra casa en el fin del mundo, reflejó el barrio de su infancia y el intrincado mundo de las relaciones familiares que proveería material para sus futuros libros. Su segunda novela, Los Reyes del Mambo tocan canciones de amor, lo convirtió en una celebridad mundial al recibir el Premio Pulitzer en 1990. La obra fue llevada al cine y convertida en un musical de Broadway. Sus otros libros incluyen Las catorce hermanas de Emilio Montez O’Brien, La emperatriz de mis sueños, y la memoria Pensamientos sin cigarrillos.
Jesús Abraham “Tato” Laviera (62), uno de los más destacados exponentes de la poesía nuyorican y de la cultura afrocaribeña, falleció el 1 de noviembre, Día de los Muertos, luego de una larga enfermedad. Laviera fue autor de cinco libros de poesía, entre ellos AmeRican (1986) y La Carreta Made a U-Turn (1979), y de varias obras de teatro. En los años finales de su vida, estaba trabajando en dos novelas, provisoriamente tituladas Mayanito y El Barrio: Spanish Harlem.
Otros escritores y artistas que nos abandonaron este año fueron Miguel Méndez (82), autor de Peregrinos en Aztlán, un clásico de la literatura chicana; José Montoya (81), creador de la Royal Chicano Air Force, uno de los colectivos artísticos más importantes de los años 60; y el colombiano Alvaro Mutis (90), uno de los grandes nombres de la literatura latinoamericana contemporánea.
Otra inesperada muerte fue la de la periodista Elaine Rivera (54), que falleció en su hogar de El Bronx a causa de una insuficiencia renal en octubre. Rivera fue también una destacada colaboradora de El Diario/La Prensa.
La joven cineasta Vanessa Libertad García (29), que se suicidó en agosto, dejó una breve pero inspiradora obra documental.
El comediante Guillermo Álvarez Guedes (86), fallecido el 31 de julio en Miami, hizo reír a varias generaciones. Uno de los grandes referentes de la cultura cubana del exilio, dejó un importante legado discográfico con sus actuaciones.
El 12 de agosto falleció en Las Vegas Eydie Gorme (84), la cantante de origen sefardita nacida en El Bronx que fue una de las grandes voces del pop americano. Sus grabaciones de boleros con el Trío Los Panchos son legendarias en toda América latina.
Al libro Comidas y vinos de España, uno de los bestsellers de 1982, se le atribuye en parte el renacimiento del interés por la gastronomía peninsular en Estados Unidos. Su autora, Penelope Casas (nacida Penelope Fexas en Queens en 1943), falleció de leucemia en agosto. El año se cerró con el deceso del ídolo del vallenato, el colombiano Diomedes Díaz (57), el 22 de diciembre.
Sin duda, el legado de estos artistas seguirá latiendo en las futuras generaciones.