Dos décadas alimentando a necesitados

La Iglesia Evangélica Española es un foco de esperanza y asistencia social en el sur de El Bronx

Desde la madrugada, el reverendo Danilo La Chapel recibe los camiones de Food Bank.

Desde la madrugada, el reverendo Danilo La Chapel recibe los camiones de Food Bank. Crédito: Zaira Cortés / EDLP

Nueva York — La Iglesia Evangélica Española, fundada el 16 de marzo de 1941 y ubicada en el 800 de la calle 156 Este, es un foco de esperanza y asistencia social en el sur de El Bronx.

Encabezados por el pastor Miguel Angel Díaz (73) y el reverendo Danilo La Chapel (58), más de 50 voluntarios ofrecen allí comida caliente a familias necesitadas de la zona.

El pastor Díaz tiene casi la misma edad de la iglesia, a la que sirve desde hace más de 20 años. Pero tiene la misma energía que los más jóvenes voluntarios y una misma misión: proveer al desvalido con sensibilidad y paciencia.

El comedor comunitario “Dales Vosotros de Comer” se inició en 1993 con donaciones de la congregación. “En un rincón del templo almacenábamos la poca comida que lográbamos reunir, pero era frustrante no poder satisfacer el hambre de la comunidad”, destacó Díaz.

La frustración también la sentían los necesitados que tocaban a las puertas de la iglesia. “En una ocasión un hombre vino buscando qué comer, pero no era el día para abastecer la despensa. Le pedí que regresara y respondió que tenía hambre, que él comía todos los días”, recordó el pastor. “Me lanzó un ladrillo ante la desesperación. Ese día comenzó una lucha más férrea por expandir el programa de alimentos”.

El reverendo La Chapel, fundador del comedor comunitario, destacó que unas 25,000 personas reciben alimentos al mes, pero recientemente la demanda aumentó hasta 30,000.

Desde la madrugada, La Chapel recibe los camiones de Food Bank y otras organizaciones en el patio de la iglesia. Los viernes se entregan bolsas de comida a unas 1,500 personas desde las 8:00 a.m. hasta las 4:00 p.m.

“El 90% de nuestros voluntarios, a los que llamamos La Familia, son personas que estaban en la fila y que decidieron hacer algo por su comunidad”.

La dominicana Luisa Arias (31) madre de dos niños menores de 12 años tiene cerca de un año colaborando. “Al quedarme sin trabajo la iglesia me salvó del hambre. Un cheque de desempleo de $126 a la semana no es suficiente para una familia de tres”, apuntó.

Damaris Polanco (33) y su pequeño Juan Carlos Mendoza (4) son unos de los voluntarios más activos.”Mi hijo está aprendiendo a ayudar a otros, es una valiosa lección en una ciudad donde impera la violencia”, indicó la madre.

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