Inmigrante detenido es ahora activista
Luego de pasar 2 meses en la cárcel y 7 meses en un centro de detención, el indocumentado Carlos Hidalgo ahora ayuda a otros en casos migratorios
Activistas realizaron una protesta en el centro de detención migratoria de Adelanto en agosto de 2013. Crédito: Suministrada
Cuando Carlos Hidalgo, de 44 años, salió bajo fianza del Centro de Detención de Adelanto, cerca de Victorville, California, hace un par de semanas, se sintió casi culpable de dejar allí a tantos inmigrantes sin esperanza.
“Hay gente allí con hijos y esposas enfermos que están afuera. Tenía un compañero con tres hijos autistas y el juez se negó a darle una fianza que él pudiera pagar”, dijo Hidalgo. “La gente está sufriendo allá adentro, y lo peor de todo es que no tienes la esperanza de obtener la ayuda que necesitas. En la cárcel del condado al menos sabes cuánto tiempo vas a estar. Aquí no”.
Hidalgo estuvo detenido en Adelanto desde inicios de mayo hasta poco antes de Navidad de 2013, cuando salió bajo fianza. En los siete meses que pasó allí, el hombre de 44 años dijo que se dedicó a asistir a muchos de sus compañeros inmigrantes a presentar documentos, solicitudes de perdones, fianzas y otros recursos legales.
“Cuando llegué allí fui a la biblioteca que tienen y saqué todos los documentos que tienen sobre cómo presentar casos de asilo, Visa U, I-130 y otros recursos legales. Tenía algo de experiencia por haber trabajado en una oficina de abogado y en ley inmobiliaria”, dijo Hidalgo.
Llegó a Adelanto tras cumplir una breve condena por un caso de fraude derivado de un cheque “lavado” que trató de cambiar en un banco sin saberlo, afirma. Solo estuvo dos meses en el condado y siete en Adelanto, por ser indocumentado.
Allí se encontró a muchos inmigrantes que llegaron sin haber cometido delito alguno, dice.
“Esto es algo que no se supone que pase con el Trust Act que aprobó California, así que veremos como funciona”, dice. “Pero es tarde para mucha gente”.
El sistema migratorio no ofrece asistencia legal a los detenidos (como sí ocurre en el sistema penal). Si quieren defenderse, deben hacerlo con un abogado privado o por su cuenta.
“Me di cuenta rápido de que había mucha gente con casos más difíciles que el mío. Ves a hombres con la cara y las manos de haber trabajado toda su vida, arrodillados en el piso llorando porque no saben qué hacer”, cuenta.
“Así que me dediqué a ayudarlos a llenar papeles. La mayoría que están allí por delitos son por manejar tomados o simple posesión de droga. Pero dichos cargos se convierten en el pase a la deportación”, agregó.
Hidalgo señaló numerosos problemas dentro del centro. Su testimonio repite quejas que han sido documentadas por estudios y análisis de grupos de derechos civiles: la atención médica es insuficiente, la comida también, hay personas con problemas mentales mezcladas con la población en general, no se ofrece la mínima asistencia a los detenidos, alega.
Cuando Hidalgo entró a Adelanto, era un inmigrante más camino a la deportación. Pero salió convertido en un activista. Ahora trabaja con un grupo llamado “Amigos de Adelanto“, que entrena a voluntarios de la comunidad para visitar a detenidos y velar por ellos en lo posible.
Hace apenas unos días, sus amigos lo llamaron desde dentro de Adelanto. “Era el día 28. Reportaban que no funcionaba la calefacción. Allí hace 30 grados dentro de esas barracas que hasta poniéndote tres suéteres no puedes controlar el frío. Hay gente allí con diabetes, personas mayores, no pueden soportar eso”.
Tras sus gestiones, finalmente la calefacción volvió el día 31 a las 3:00 de la tarde.
“Esto no debería ocurrir”, dijo Hidalgo. “Pero es cosa de todos los días”.