El cáncer de cuello uterino en nuestra comunidad

Cada año en Estados Unidos unas 12,000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de cuello uterino, y cerca de 4,000 mueren a causa de la enfermedad. A nivel nacional, las tasas de cáncer de cuello uterino para las latinas se encuentran entre las más altas de cualquier grupo étnico y, debido a la detección, diagnóstico y tratamiento tardíos, las latinas tienen más probabilidades de morir a causa de esta enfermedad que otros grupos.

Esta es una tragedia innecesaria. Tanto el cáncer de cuello uterino como la infección por el virus del papiloma humano o VPH, el cual causa el cáncer de cuello uterino, son altamente prevenibles y tratables, y las tasas de supervivencia son altas si la detección es temprana. Esta tragedia continúa porque los factores, tales como el costo, el estatus inmigratorio o la falta de cuidados lingüística y culturalmente competentes, impiden de hecho que las latinas y otras mujeres de color reciban los cuidados necesarios. Para muchas, esto significa que no podemos tener acceso a servicios de atención preventiva, pruebas de detección y tratamiento para el VPH o el cáncer de cuello uterino.

Cada año, unos 14 millones de hombres y mujeres se infectan con el VPH, muchos de ellos adolescentes. Podemos ayudar a los jóvenes de nuestra comunidad a prevenir la infección con la vacuna contra el VPH, que según los estudios, es muy eficaz contra la mayoría de las cepas del virus. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades recomienda que tanto los niños como las niñas reciban la vacuna— que viene en tres dosis—a los 11 o 12 años de edad, y así dejar tiempo suficiente para desarrollar una inmunidad antes de la actividad sexual. Las latinas pueden ser vacunadas hasta los 26 años y los latinos hasta los 21 años de edad. Los latinos, sin importar su orientación sexual, deberían ser vacunados.

Es de suma importancia que la vacuna contra el VPH esté disponible para las mujeres jóvenes de nuestra comunidad. A nivel nacional, sólo un tercio de las niñas de entre 13 y 17 años han sido completamente vacunadas. En la ciudad de Nueva York, sobre todo en nuestra comunidad, las tasas de vacunación son más altas, pero demasiadas jóvenes no reciben la dosis completa, lo que reduce drásticamente su eficacia.

También tenemos que asegurarnos de que el VPH no sea visto únicamente como una infección que tienen las mujeres jóvenes. Si bien es menos amenazante para ellos, los hombres todavía pueden contraer el virus y transmitirlo. Tanto los hombres como las mujeres deben hacerse la prueba, vacunarse, usar condones y otros métodos de barrera, y hablar con sus parejas de manera honesta acerca de su historia sexual. Poner fin a esta epidemia es responsabilidad de toda nuestra comunidad.

Juntos, con el cuidado y la cobertura médica apropiada, podemos prevenir la enfermedad y el sufrimiento innecesario previniendo la infección por VPH, y detectando y tratando el cáncer de cuello uterino de forma temprana para que más mujeres latinas gocen de seguridad y salud.

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