Puerto Rico vela al boxeador “Perrito” dentro de un ring
Se trata del más reciente velorio no tradicional realizado en la Isla
San Juan, 31 ene – Vestido como si fuera a luchar y de pie sobre un ring (cuadrilátero), el cuerpo del fallecido boxeador Christopher “Perrito” Rivera es velado hoy por familiares y amigos, según la excéntrica costumbre de exponer “muertos para’os” en lugares públicos de Puerto Rico.
“Él quería que lo velaran así”, explicó este viernes a Efe Lilia Amaro, tía del fenecido púgil durante el velatorio que se llevó a cabo en el centro comunal del residencial público (barriada popular) Manuel A. Pérez de San Juan, lugar donde se crió el deportista.
Añadió que con esta llamativa puesta en escena “estamos realizando el sueño que él pidió”, porque “el boxeo fue su sueño. Desde pequeño siempre se ponía los guantes con su hermano y decía que iba a ser un gran campeón“.
El cuerpo de Rivera, que fue vestido con guantes azules, zapatillas negras y equipación de boxeador de color negro con detalles amarillos y blancos, fue ubicado sobre un cuadrilátero con sogas amarillas y cadenas blancas.
Este particular modo de exponer el cadáver de una persona no es tan extraño en Puerto Rico, donde de vez en cuando los muertos son expuestos al público fuera de sus ataúdes, recreando una escena que puede evocar los principales entretenimientos del fallecido o incluso las circunstancias en las que murió.
Estos peculiares velorios, al que los puertorriqueños se refieren con el gráfico nombre de “muertos paraos” (de pie), ganaron popularidad en la isla caribeña a raíz del organizado en 2008 en memoria de Ángel Luis “Pedrito” Pantojas, un joven que fue asesinado con once disparos.
En su velatorio se colocó el cuerpo de pie, rodeado de flores, y vestido con la ropa favorita de este joven de 24 años que creció en un marginal residencial (complejo de viviendas públicas) donde los asesinatos de menores de 30 años, generalmente relacionados con cuestiones de drogas, no son algo extraño.
A este caso le siguió el de David Morales, conocido en la isla como “el muerto en motora” porque su cuerpo fue velado sobre la moto de gran cilindrada que conducía después de haber sido asesinado a los 22 años.
También fueron casos llamativos el de un hombre que fue embalsamado y mostrado sobre una de las ambulancias que poseía como propietario de una empresa, o el de otro que fue mostrado vestido e imitando al “Che” Guevara, al que el fallecido admiraba.
La mayoría de estos velatorios son llevados a cabo por la Funeraria Marín en San Juan, administrada por Moi Marín.
“Este tipo de velatorio es más seguro que el de un ataúd porque en los de ataúd, todo el mundo se pega, lo tocan y lo besan y es más seguro a diferencia de estos”, aseguró Marín a Efe, mientras decenas de familiares y amigos posaban junto al cuerpo del fallecido boxeador para tomarse fotos.
Marín explicó que esto tipo de embalsamamiento tarda alrededor de ocho horas, a diferencia de uno común que toma cerca de dos. Las autoridades de la isla trataron en su día de prohibir estos “espectáculos”, que incluso se llegaron a ver entre la numerosa población puertorriqueña que vive en EE.UU.
Finalmente el Departamento de Salud no pudo prohibirlo porque no encontró la vía legal para impedir que las funerarias realicen velatorios que se salgan de lo convencional, con el cadáver colocado de forma horizontal o dentro del ataúd.
“Humilde, carismático, charlatán, tremenda persona, bien servicial, tremendo padre y esposo”, describía hoy la viuda del boxeador, Lidyanet Carmona, en declaraciones a Efe a quien fuera su compañero durante siete años y que también trabajaba de barbero en el citado residencial público.
La mujer destacó igualmente “la forma de ser, originalidad, forma de expresarse y, más que nada, humildad” de un hombre que murió a los 23 años el pasado domingo, 26 de enero, en una céntrica zona de San Juan. La Policía aún investiga su asesinato.
El púgil puertorriqueño Alexander “El Pollo” de Jesús acudió al velatorio y dijo que conocía a Rivera desde hace diez años, cuando coincidió con él en un entrenamiento en el gimnasio de las parcelas Falú en San Juan.
De Jesús, quien hace varios meses salió de prisión tras cuatro años y dos meses en condena, relató que durante la década en la que conocía a Rivera “nunca” le dio un mal ejemplo.
“Si acaso, el único mal ejemplo que fue que cuando salíamos, nos dábamos unos palitos (tragos)”, contó, tras recordar que al momento de salir de prisión, Rivera le dijo que si él tuviese algún problema en la calle le avisara porque “él se iba a encargar de reventar a quien fuera“, abundó.