Claves a considerar al buscar un preparador de impuestos
En Nueva York, estas personas deben pasar un examen y estar registrados, entre otros requerimientos
Nueva York – Para ser manicurista en Nueva York, barbero o agente inmobiliario se requiere una licencia y hay una serie de regulaciones que garantizan la competencia profesional y la seguridad de los clientes. Curiosamente, hasta diciembre de 2013, no existía una regulación completa similar para la actividad de los preparadores de impuestos.
Y eso a pesar de que el código tributario que deben conocer es uno de los libros más densos y complicados del país (tiene más de cuatro millones de palabras). Antes de esta disposición “cualquiera podía ser preparador de impuestos”, dice Richard Ernst, vicecomisionado del Departamento de Hacienda del estado.
Ahora, el estado exige a quienes preparen impuestos a cambio de una compensación que estén registrados (salvo que sean abogados o contables públicos certificados- también conocidos como CPA). También se exige que hagan un examen, cursos de actualización todos los años y otros dependiendo de la experiencia de cada uno. Además, pueden ser disciplinados en caso de que por ejemplo violen la ley o los derechos del consumidor. Sólo California, Maryland y Oregón tienen reglas similares en todo el país.
Se pone orden así en un área que afecta al 70% de los contribuyentes, que es el porcentaje de personas que confía en preparadores para rendir sus cuentas y que, en ocasiones, han acabado siendo asesorados “por personas con escasa competencia o a veces defraudadores”, alerta Ernst.
No hay datos sobre cuántos latinos han caído en las redes de los estafadores pero el experto explica que, en las comunidades donde el inglés no es el primer idioma, es donde más problemas se han registrado. Este vicecomisionado que ha trabajado antes para la fiscalía explica que buena parte de los casos que veía tenían que ver con fraudes. “Somos conscientes de que era un problema”.
“Nuestro objetivo no es dejar a la gente sin negocio, entendemos que todo el mundo comete errores pero queremos garantizar la seguridad de los contribuyentes que son los responsables finales de sus declaraciones”, detalla Ernst.