Primer deportado del grupo que cruzó por garita de Otay

Devuelven a México a un padre que pasó la frontera de la mano de su hija a quien no veía en tres años

Dolores Lara y su hija Jessica cruzaron la frontera tomados de la mano.

Dolores Lara y su hija Jessica cruzaron la frontera tomados de la mano. Crédito: Pilar Marrero

California – Del lado mexicano de la garita de Otay, Dolores Lara y su hija Jessica caminaban el lunes al mediodía en fila junto a los jóvenes con toga y birrete y algunas otras familias para entregarse en la frontera e intentar el regreso del padre, luego de tres años de haber sido deportado hacia Sonora desde Yakima, Washington.

La pareja de padre e hija, tomados de la mano, sonreía sin parar y parecía ajena a la tensión del momento. Se habían reunido por primera vez en todo ese tiempo, luego que la campaña “Bring them home” ayudó a Jessica, de 10 años y a su hermana mayor Elizabeth, a venir a la frontera. Jessica cruzó a Tijuana y se reunió con su papá, mientras Elizabeth esperaba del otro lado, en el puente de cruce, con un letrero que decía “Love beyond Borders” (Amor más allá de las fronteras).

“Mi papá está regresando a casa”, dijo Elizabeth a La Opinión poco después que el grupo se entregó en la garita de Otay a las autoridades de Aduana y Protección Fronteriza (CBP).

Pero la felicidad no duraría mucho.

Elizabeth confirmó el martes por la noche en su página de Facebook que su papá Dolores fue deportado esa mañana, el primero de los detenidos el lunes en ser expulsado del país de regreso hacia México.

“Ayer estábamos preparados por la posibilidad de que esto iba a pasar, pero él todavía quería correr ese riesgo para volver a casa y estar con nosotros, con sus hijos. Estoy muy triste y feliz al mismo tiempo”, escribió Elizabeth en Facebook. “Triste porque tenía la esperanza de que volvería. Feliz porque mi hermanita tuvo la oportunidad de verlo, abrazarlo, reír, y pasar tiempo con él. A pesar de que yo no pude verlo, yo comparto el amor y la emoción de mi hermanita preciosa”.

“Lo que hiciste, hermanita, fue algo muy valiente”, prosigue el mensaje de Elizabeth. “No tengo palabras para describir lo orgullosa que estoy de ti. Tenemos que seguir luchando porque nuestras familias y comunidad merecen algo mejor”.

Jessica cumple 11 años este miércoles, al día siguiente de que su papá Dolores, fue deportado por segunda vez. Dolores se dedicaba en Yakima a la cosecha de manzanas y otras frutas locales, dijo Elizabeth. Había sido deportado debido al programa Comunidades Seguras, agregó la muchacha.

Pilar.marrero@laopinion.com

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