Estrategia sin sentido

La oposición a la reforma migratoria perjudicará electoralmente a los republicanos en 2016

Marco Rubio es uno de los potenciales aspirantes republicanos que podría competir con Hillary Clinton en el 2016.

Marco Rubio es uno de los potenciales aspirantes republicanos que podría competir con Hillary Clinton en el 2016. Crédito: Getty

Política

¿Quién entiende al Partido Republicano? Si la política es la búsqueda del poder a través de diversos medios, incluyendo la guerra, entonces los líderes conservadores se han aplazado o están a punto de aplazarse en estrategia política.

Cuando más les urge cambiar la dinámica del juego político, cuando menos les conviene recaer en las manos de los “teeteros” (Tea Party) y más necesitan del voto latino, la dirigencia republicana se empecina en apoyar a políticos virulentos que no quieren una reforma migratoria integral que legalice a más de 11 millones de inmigrantes indocumentados.

De acuerdo a un reciente artículo publicado en el periódico The Washington Post, se estima que el porcentaje del electorado latino aumentará en las elecciones presidenciales de 2016.

En el estado de Nuevo México, el voto latino en el 2012 fue de 40%; está contemplado a subir a 42% en 2016. En Texas, en 2012 fue de 27%, mientras que en 2016 subirá a 29%. En algunos estados considerados “pendulares” (swing states), como Florida, Colorado y Nevada, el número de latinos votantes también subirá en un 2% en 2016.

¿Qué significan los anteriores datos en términos políticos? Muy simple. Si los republicanos quieren volver a la Casa Blanca en 2016, van a tener que adoptar una política flexible con los latinos.

En las elecciones de 2004, George W. Bush recibió 44% de apoyo del electorado latino. John McCain obtuvo 31% en 2008. En 2012, Mitt Romney se aplazó con un raquítico 27%, debido a una política dura contra la comunidad latina. Él dijo que su política sobre los inmigrantes indocumentados es de “autodeportación”, en el debate organizado en la Universidad del Sur de Florida, en enero de 2012. Allí, el pan se le quemó sin siquiera haber entrado al horno.

Algo similar va a suceder en las elecciones presidenciales de 2016. En el caso de los demócratas, Hillary Rodham Clinton tiene todos los ingredientes para ganarse el apoyo de los latinos. Durante la contienda presidencial de 2008, Clinton-Rodham fue, incluso, más popular con el electorado latino que el mismo Barack Obama

Los republicanos parecen no entender que la política hay que trabajarla desde abajo. Recientemente hubo una reunión de los máximos representantes conservadores partidarios. En esta reunión ovacionaron a la ex candidata Michelle Bachmann porque los exaltó con una retórica antiinmigrante que restableció la agenda dura contra los latinos.

“Lo último que los conservadores deberían hacer es ayudar a que el Presidente pase su agenda número uno, y eso es la amnistía”, dijo.

Si los republicanos consiguen arrastrar el “no” de la reforma migratoria hasta meses antes de las elecciones de 2016, es casi seguro que la Casa Blanca nuevamente se quedará sin la figura del elefante conservador en su yarda.

La estrategia republicana no tiene sentido. Sin la ayuda de los latinos, el regreso a la Casa Blanca es incierto.

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