Cuomo se lava las manos con el Dream Act

Una vez más Albany dio la espalda de miles de jóvenes que lo único que quieren es progresar. La propuesta legislativa Dream Act NY, que abría las puertas a los dreamers para obtener ayuda financiera para la educación universitaria, murió en el Senado el martes.

La falta de dos votos para que la ley tuviera luz verde pone en evidencia el poco interés que el Jefe del Gobierno estatal, Andrew Cuomo, puso en la iniciativa. Es que acaso el gobernador da por sentada su reelección y por eso entre sus prioridades no está el atender las necesidades de las minorías?.

“Voy a seguir trabajando con líderes, las partes interesadas y los miembros de la legislatura para lograr este sueño…”, esas fueron las palabras de Cuomo a raíz de la votación de ayer. La pregunta es por qué no trabajó más fuerte antes y puso todo su capital político en el Dream Act NY, tal como hizo con la legislación para el matrimonio entre personas del mismo sexo?

Una vez más Nueva York se quedó atrás en comparación con otros. Washington, California, Illinois, Nuevo México, e incluso estados ultra conservadores como Texas han demostrado mejor liderato a la hora de atender a los jóvenes indocumentados.

Pero Cuomo aún puede redimirse y no simplemente lavarse las manos como Poncio Pilato al culpar a la Legislatura.

Queda una ventana abierta para el Dream Act estatal. Cuomo tiene que demostrar que gobierna para todos. Cuando se reúna con el presidente de la Asamblea y los copresidentes senatoriales Dean Skellos y Jeffrey Klein para discutir el presupuesto final, debe incluir los fondos para ayudar a los dreamers.

De acuerdo con estudios, el Dream Act estatal tiene un presupuesto de unos $25 millones anuales, lo que supondría un 2% del presupuesto académico estatal, o un 0.01% del presupuesto en general. El estado no tendría que romper sus arcas porque se trata de una cantidad casi insignificante.

La medida estará solo disponible para los alumnos que deseen ir a la universidad y califiquen. Y son aquellos a los cuales ya hemos apoyado para que se formen mediante nuestro sistema público de educación, al gastar $19,076 por cada estudiante para ser exactos, de acuerdo a las cifras del Censo.

En cambio, por mucho menos la propuesta ayudaría a miles de estudiantes a obtener una educación universitaria y poder trabajar en empleos mejor pagados que a la larga regresarían a los bolsillos de la ciudad y el estado mediante el pago de impuestos. En sí es una medida lógica, pues al final es un rendimiento sobre la inversión.

Cuomo debe tener en cuenta que está perdiendo apoyo entre los latinos, y esto se evidencia en un sondeo reciente de Marist Poll que indica que entre los votantes latinos la popularidad de Cuomo se redujo en 21 puntos —pasó a 41% frente al 62% que tenía en noviembre.

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