Expertos ponen en duda quién fue el padre de Tutankamón

Un equipo de arqueológos españoles revelan que el verdadero padre del niño-faraón fue Amenhotep III y no Akenatón como se ha creído

Sigue la polémica sobre la dinastía XVIII.

Sigue la polémica sobre la dinastía XVIII. Crédito: EFE

Madrid.- La historia de la dinastía XVIII egipcia puede dar un vuelco con un nuevo descubrimiento, realizado por un equipo español, que prueba que Amenhotep III y su hijo Amenhotep IV (Akenatón) compartieron reinado durante 10 años, lo que arroja nuevos datos sobre la paternidad siempre dudosa de Tutankamón.

Según pruebas de ADN realizadas en 2010, el padre de Tutankamón, que reinó entre 1361 y 1352 a.C, fue Akenatón, lo que le haría nieto de Amenhotep III. Unos datos que parecía que por fin cerraban las dudas y la falta de información sobre la paternidad de Tutankamón.

Pero recientes hallazgos realizados por el equipo dirigido por Francisco Martín Valentín demuestran, “de forma incuestionable”, según el arqueólogo español, la corregencia durante al menos 10 años de Amenhotep III y Akenatón.

De esta forma, 10 años de cada reinado pasarían a ser un único periodo, por lo que desaparecerían 10 años de la línea de tiempo de la dinastía. Eso posibilitaría que Tutankamón fuera hijo de Amenhotep III y, por tanto, hermano y no hijo de Akenatón.

En la excavación de la tumba del visir (gobernador) Amen-Hotep Huy, en Asasif (Luxor occidental), se han hallado cuatro columnas, dos de las cuales muestran como rey a Amenhotep III y otras dos a Akenatón, y fechadas ambas en el mismo periodo.

Según las inscripciones, Akenatón comenzó a reinar junto a su padre a partir del año 28 del reinado de Amenhotep III, lo que demuestra que la corregencia duró al menos 10 años.

La existencia de la corregencia es algo que divide a los egiptólogos desde los años 20, y, según explica a Efe Martín, el hallazgo de las columnas en la tumba del visir demuestra de forma indudable que Amenhotep III y Akenatón compartieron el reinado.

“Es la prueba definitiva”, afirma convencido Martín, que ha viajado a España para presentar el resultado de una excavación que comenzó en 2009 y que encontró el primer trozo de una de esas columnas el 4 de noviembre de 2013.

La misma fecha, ésta de 1922, en la que Howard Carter encontró el primer escalón que le conduciría a la tumba del rey niño, Tutankamón, la mejor conservada de las encontradas hasta ahora.

“Creo que Howard Carter me ha prestado las alas para realizar este descubrimiento”, asegura Martín, que considera este hallazgo como el más importante de una carrera de 35 años dedicados a la exploración del antiguo Egipcio.

“Se han escrito libros sobre las corregencias egipcias”, y una de las más polémicas era la de estos dos reyes de la dinastía XVIII, por lo que este hallazgo es el “tesoro” de Martín, que tras presentarlo ante el Ministerio de egipcio de Antigüedades, que lo dio por bueno, dará todos los detalles en un artículo que prepara para una revista especializada.

Además de con charlas en Madrid y en Melilla, sede de la Fundación Gaselec, que financia su proyecto.

Porque la existencia de esta corregencia afectaría a la paternidad de Tutankamón, pero también al hecho de que Amenhotep III apoyara e impulsara la revolución que llevó a la instauración del monoteísmo y al traslado de la capital de Tebas a Amarna, algo que hasta ahora solo se había atribuido a Akenatón.

“Para mí es incuestionable, pero sé que algunos dirán que no es así”, asegura el arqueólogo español, que considera sin embargo que es “muy difícil” que se presenten pruebas que puedan poner en duda su teoría, sustentada en los hallazgos en la tumba del visir.

Unos descubrimientos localizados en la capilla de la tumba del visir. Ahora empezarán a excavar en el patio y no descarta la posibilidad de encontrar la cámara funeraria.

Un trabajo que podría llevar cuatro años si se dispusiera de financiación suficiente para poder desarrollar campañas anuales de seis meses, pero que probablemente se prolongará durante unos 10 años, ya que el dinero solo llega para campañas de tres meses.

Unas 1,195 yardas cuadradas de superficie y entre 16 y 19 pies de altura en los que hasta ahora se han hallado restos de 30 columnas o 7,000 fragmentos de relieves.

Una ardua tarea de excavación, limpieza y clasificación que no se ha interrumpido en ningún momento por la situación política en Egipto. “Puedo decir que hasta ahora no nos ha influido nada. Hemos podido mantener la excavación perfectamente y no ha habido problemas por la revolución”.

Sin ignorar que sí ha habido situaciones concretas complicadas, como el saqueo del Museo de Malaui (en la provincia de Minia), Martín considera que no hay peligro para la labor arqueológica ni para las visitas del turismo, un elemento vital para poder mantener la riqueza cultural egipcia.

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